Escuchar a los diputados nacionales, en su primer momento de compromiso, prestar juramento, es revivir la biblia junto al calefón y verla herida por un sable sin remaches, cual papel higiénico de esos tiempos, augurando que este presente volverá a vivirse en el cambalache que supimos conseguir. Para definirlo mejor: que supieron conseguir. En un país, de cuya pobreza son los máximos responsables, buscan sus 15 minutos de fama. Y encuentran en el pensamiento del pueblo sus 15 minutos de vul