Cuarenta renuncias
La salida de Fernando Szereszevsky, un colaborador clave para Sandra Pettovello, complica aún más el futuro del ministerio con el que el gobierno de Javier Milei busca desmantelar lo que llama “los gerentes de la pobreza”. El jefe de asesores dejó su cargo, algo que había anticipado antes de asumir, por su trabajo privado como representante musical. Sin embargo, completó la salida 40 en la cartera desde el 10 diciembre.
Szereszevsky extendió su estadía en el ministerio, que había fechado hasta mayo, pero es innegable que la tormenta que atraviesa la gestión de Pettovello, pese al apoyo presidencial, fue el hecho determinante. Los problemas de la ministra no son pocos.
El verdadero vendaval se desató con el escándalo de los alimentos acopiados que debieron ser repartidos por orden del juez Sebastián Casanello. Pero ese frente derivó en otro más complejo y que tiene empantanado al gobierno de Milei. La declaración ante escribano de Federico Fernández, director administrativo de la Secretaría de Niñez y Familia, quien apuntó contra el echado Pablo De la Torre por el presunto desvío de fondos por contratos con la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI).
Hubo versiones, negadas por Capital Humano, que Fernández declaró bajó presión y que por eso no firmó el acta. Sin embargo, ese material fue la base para las denuncias que hizo el ministerio ante la Oficina Anticorrupción y, más tarde, en Comodoro Py, para que se investigue si hubo sobresueldos a funcionarios y ñoquis. A esa denuncia se sumaron, al menos, otras tres que buscan no apartar de las responsabilidades a la titular del ministerio.
La maniobra bajo análisis judicial, una triangulación contratando a la OEI para que ésta a su vez devuelva contratos o realice compras directas, aún no tiene un número determinado de involucrados, pero ya se sabe que son más de 18 y varios de ellos tendrían relación con Fernández.
La teoría política que desarrolla el gobierno y el propio Milei es que se trataría de una acción de grupos vinculados al kirchnerismo, que aún están en funciones en la cartera con cargos de segundas y terceras líneas. Hay estimaciones que indican que más del 60% de los cargos políticos del megaministerio nunca pudieron ser reemplazados con dirigentes propios. Una realidad en todo el Estado, que en el interior del país es mucho más evidente.
Sin embargo, la teoría parece ser difícil de sostener, es decir, mantener la versión de que Pettovello desconocía por completo lo que sucedía. Aun cuando su ministerio, que concentra al menos tres carteras, sea tan amplio y abone el supuesto -no justificado- de la incapacidad de supervisión, se conoció que uno de los contratos con la OEI -por la compra de alimentos por más de 6.700 millones de pesos- solo lleva la firma de Pettovello.
Pero también es cierto que los contratos con la OEI, al que se considera como una suerte de puerta de acceso a los organismos internacionales con financiamiento, vienen desde hace tiempo. También surge que, con el decreto de congelamiento de ingresos al Estado, publicado en julio del año pasado, el mecanismo de servicios tercerizados creció y, como el gobierno de Milei pone mucha atención sobre la masa de empleados públicos, que incluso redujo, está opción ganó aceptación.
El empantanamiento que vive la cartera de Pettovello es verdaderamente un dolor de cabeza para el presidente porque ya tuvo que cortar al que era su amigo, Nicolás Posse, y no quiere hacer lo mismo con su ministra preferida. Pero lo cierto es que la transfusión de funcionarios de la anterior gestión por los propios es algo difícil de imaginar en el corto plazo. Y, sí la situación judicial avanza, es probable que el daño a la persona de confianza de Milei sea mayor.
Los mercados comenzaron a impacientarse por el barro político que no logra despejar el gobierno y concentran la expectativa en el próximo martes cuando el Senado trate la Ley Bases. El Ejecutivo llega con otra gimnasia y abriendo la billetera a las provincias, algo que antes parecía imposible. Es probable que la ley se apruebe con cambios, pero, a siete meses de gobierno, ya parece haber pedido mucho y ganado poco.
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