El gobierno admitió esta semana que la ley de Alquileres, promovida hace dos años con el fin de mejorar la regulación del mercado, tal como advirtieron expertos, terminó siendo un fracaso y perjudicando tanto a propietarios como a inquilinos, ya que se redujo la oferta de inmuebles para este fin y los precios aumentaron muy por encima de la inflación y los ingresos. La ley es una muestra de una fantasía recurrente de nuestra clase política: que una fuerte y minuciosa regulación estatal del