Camas y médicos son los nuevos límites
La pandemia obliga a definir las políticas sobre la marcha, pero en la provincia ese ejercicio es errático y provoca ahora un cuello de botella en el sistema sanitario.
Las crisis suelen hacer aparecer a los líderes, pero también ponen en patética evidencia las carencias. Se van a cumplir seis meses del discurso de inicio de las sesiones ordinarias de la Legislatura de la gobernadora Arabela Carreras. Describió allí los ejes de su gobierno, sin grandes anuncios y muchas “diapositivas” (que son para su generación las filminas del presidente). En menos de tres semanas, la pandemia empujó a una cuarentena que encontró al gobierno rionegrino descolocado, una posición de la que no parece haberse recuperado. De hecho, hoy hay 33 ciudades de todos los tamaños con casos activos en la provincia y solo cuatro de los 13 departamentos no presentan contagios: Valcheta, 9 de Julio, Ñorquinco y El Cuy, que son los menos poblados.
Cuando la gobernadora hizo aquella desafortunada comparación de este virus con el del sida estaba anticipándose unos meses a la política que parece haberse aplicado de hecho en la provincia: cada uno debe cuidarse porque el Estado no controlará.
Primero en Roca y ahora en Bariloche se decidió crear cuerpos de voluntarios para visitar a los aislados en sus domicilios para verificar que se esté cumpliendo con la medida sanitaria y para rastrear a las personas que podrían ser casos estrechos de pacientes con contagio confirmado.
Intentaron que fueran los efectivos de la Escuela Militar de Montaña de Bariloche los que realizaran esta tarea, pero la idea no tuvo “licencia social” y debieron volver atrás.
La decisión de sacar voluntarios a la calle funcionó en Roca, ¿por qué no se replicó rápidamente?
La presión por la apertura económica es justificable desde muchos puntos de vista y, a juzgar por la experiencia, no fue en los supermercados que estallaron los brotes sino en los contactos sociales, alentados en las redes y hasta en los medios de comunicación.
Hay 33 ciudades con casos activos. Y en Cipolletti la ocupación de las terapias intensivas se acerca al 100%. La falta de especialistas comienza a ser un problema.
“Desoigamos los llamados de los Jinetes del Apocalipsis que llaman a reuniones sociales e invocan supuestas afrentas a la democracia. No. Aquí los verdaderos héroes son los que se cuidan y cuidan a los demás. Los que tienen miedo y se aíslan”, dijo esta semana Arnaldo Dubin, de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva.
Porque, en definitiva, como dice Dubin, el cuello de botella va a estar en el sistema sanitario. En Cipolletti está ocupado el 85% de las camas de terapia intensiva, según dijo la médica Mercedes Ibero, la funcionaria con mayor exposición del gobierno de Carreras. En Bariloche ese número es de 58%.
(Sería saludable que Ibero y muchos de los que deben comunicar desde los gobiernos dejaran de lanzar los “gracias a Dios” cada vez que mencionan un hecho que se evitó porque no fue la religión, sino la ciencia lo que se aplicó).
Pero, además de las camas, las terapias intensivas necesitan médicos especialistas, que no abundan en nuestro país. Según Dubin había carencias desde antes de la pandemia y ahora se agravaron.
La intendenta de Roca, María Emilia Soria, pidió que el gobierno nacional acudiera al auxilio de su ciudad desde el punto de vista sanitario y fue oída, pero desde la Provincia dijeron que no era preciso.
En cambio, la Gendarmería sí fue bien recibida por la administración rionegrina para hacer controles en las calles.
La vigilancia es vital para prevenir los contagios por reuniones sociales. Nunca está de más recordar aquello de que “la gente es buena pero si se la controla es mejor”.
El ministro de Salud, Fabián Zgaib, no podría haber sido más claro: “[En Roca] vamos todos los días a las casas para controlar que cumplen con sus aislamientos. Así no siguieron subiendo los casos”.
Si el Día del Amigo fue un disparador de contagios, el del Niño, que se celebra hoy, aparece como otra amenaza de dispersión del virus. No se puede salir a la calle un domingo, ¿el gobierno provincial apuesta a la autorregulación o volverá a haber controles en las calles? La respuesta, en dos semanas.
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