18 M: Día nacional por la promoción de los derechos de las personas trans

Francisco Sfeir, DNI 36.753.181

(texto reducido)

NEUQUÉN

Nace de la conmemoración de la vida, muerte y lucha de la gran activista travesti-trans Claudia Pia Baudraco, muerta un 18 de marzo, por diferentes complicaciones de salud, hace 11 años, muy comunes en las feminidades trans debidas a la prohibición de los acceso a derechos vitales, como la salud, la educación, el trabajo o la vivienda. Pía murió meses antes de la aprobación de la Ley 26.743, por ello no logró acceder a su cambio registral, ni ver la transformación social que significó la aprobación de la Ley por la que tanto peleó.

Esta efeméride muchas veces desconocida o invisibilizada, no es menor para nosotres, resulta ser un recordatorio de los discursos autoritarios de lo que es socialmente aceptado y lo que es castigado; Del valor de una vida, de la valorización de formas de vida o su exterminio comunitario. Nos recuerda los procesos de aprendizaje de sabernos sujetos de derechos, personas merecedoras de ciudadanía, con la potencialidad de vivir, desarrollarnos y por qué no ser felices y amados/as.

Escribo desde la provincia de Neuquén, que no ha discutido nunca en 6 años que lleva presentándose el proyecto de inserción laboral para personas trans en nuestra Legislatura. O la poca profundización de la Ordenanza del Cupo Laboral Travesti-Trans, en el municipio de Neuquén. Es innegable la pedagogía del derecho y las herramientas sistemáticas y estructurales que tiene el Estado para avanzar hacia una sociedad con desarrollos plenos y sin discriminación.

Los discursos operantes que rondan como fantasma de dictaduras y exterminios a nuestras poblaciones, con imaginarios de cierto privilegio trans o el borrado de nuestras voces que relatan la realidad actual o las realidades pasadas de nuestras comunidades, continúan socavando el futuro de toda la población, hacia una mayor calidad de convivencia y aceptación a la diversidad como eje de nuestras relaciones sociales.

Por ello necesitamos que los derechos no sean abstractos, sino un acceso genuino a una vida vivible, que implica un cuerpo vivo cuya condiciones de vida se desarrollen y reproduzcan activamente a nivel social, político, económico, académico, que abarque la salud integral, las diferentes edades de desarrollo y la familia o entornos afectivos.

Por la vivida tarea de combatir el olvido y reivindicar la memoria por la identidad, la justicia y el derecho a tener derechos.


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