Gobierno de cobardes y corruptos

Enrique Omar Driussi

DNI 12638127

NEUQUÉN

En los últimos días, Putin (el lamentable presidente de Rusia), ha dado sobradas muestras de su cobardía y corrupción. Además de envenenar y encarcelar opositores, detener a manifestantes por la paz (no importa si es una señora con un bebé en brazos, o niños de 7 años), lo cual demuestra su locura antidemocrática.

Ha corrompido hasta las propias leyes de Rusia para estar en el gobierno hasta el año 2036. Pero ahora, nos enteramos que posee un superyate, al igual que sus socios multimillonarios que se sirven de los negocios con el Estado (similar a lo que hacen algunos gobernantes argentinos).

Su ambición enfermiza de poder y sus delirios ideológicos, inventó una guerra causando de la muerte miles de personas inocentes, la destrucción de ciudades completas y las heridas psicológicas que quedan abiertas para siempre.

Putin es un tumor maligno para el mundo civilizado, y hay que extirparlo cuanto antes.

¿Con qué cara, el ahora canciller Cafiero (representante temporal en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU), no condena y sanciona a Putin, cuando está violando todas las normas internacionales de esos mismos derechos humanos? ¿O acaso el kirchnerismo y ‘La Cámpora’ no consideran seres humanos a los habitantes de Ucrania? ¿O acaso es por los negocios (o negociados) que este gobierno ha hecho con ese dictador?

Argentina supo tener un Arturo Illia, que renunció a su jubilación como presidente. Era un médico y político que nunca sacó provecho del Estado. No cobraba $ 3,2 millones por mes como Cristina Fernández, ni tenía hoteles, ni cuentas en el exterior y, jamás fue procesado por delitos de corrupción.

Muy distinto al actual presidente Alberto Fernández, que ascendió al instructor de su perro Dylan, al cargo de director dentro del Ministerio de Seguridad con un sueldo mensual de $279.600,00.

Como dice la letra del tango “y allá en el ‘horno’… se van a encontrar”.