Mientras discuten los “subsidios”…

Buenos Aires

Más allá de las decisiones políticas “partidarias”, que deberán ser lo más “generosas” posible con los usuarios, en cuanto a la distribución de los subsidios al transporte público, se hace necesario un debate “demorado” en cuanto a la urgente implementación de fomento y mejora de los servicios de dicho transporte. Y ese debate no puede ser ajeno a la consideración seria y responsable de la tan mentada “movilidad sostenible”, siendo esencial a esa “calidad”, la Seguridad Vial.

Particularmente, en las grandes urbes, superiores al medio millón de habitantes o con una “mancha urbana” extendida, el transporte público (tren, bajo superficie y automotor colectivo) es la pieza central del “rompecabezas” de la movilidad de una sociedad, por dos características esenciales: masividad e inclusión.

Es evidente que los hoy denominados “movilidad activa” o VMP (Vehículo de Movilidad Personal) no pueden reunir esas características: son individuales, o si consideramos la moto pueden sumar sólo un pasajero, e inclusivos sólo hasta las limitaciones de edad, condiciones físicas o trayectos muy prolongados. En ese debate demorado se debe tener presente que el transporte público aún no alcanzó los niveles de ocupación prepandemia y menos está preparado para aumentar su uso eficiente.

Debe considerarse que la falta de un buen sistema público, termina imponiendo otras formas de movilidad, entre ellas la más desfavorable: el automóvil particular. Esto hace más factible una no deseable extensión urbana y una mayor conflictividad en la ocupación y uso de la vía pública donde asimismo aumenta en cantidad la presencia de usuarios vulnerables, generando un proceso de desarrollo urbano insustentable, desde lo ecológico, con incidencia económica y social. Todo lo contrario a la necesaria “nueva modaliddad”, que persigue un transporte colectivo (ómnibus, tren, subte) e individual (bicicletas y VMP).Argentina aún no presenta respuestas eficientes al problema en ciernes. Algunas de nuestras macrociudades parecieran pretender resolver la sostenibilidad de millones de usuarios con bicicletas y ciclovías. Esperamos estar equivocados.

Proponemos como “modelo” para el debate, grandes urbes con velocidades de circulación no superiores a los 30 km/h en zonas de alta concentración de actividades y residenciales; diseños de la infraestructura que posibiliten una circulación más segura, particularmente de los usuarios más vulnerables; limitación del uso del automóvil particular en zonas de alta concentración de actividades e inversión económica substancial en el fomento del transporte público con combinación de medios y eficiencia en la respuesta a la demanda de orígenes y destinos de los usuarios.

La “nueva movilidad sostenible” no puede ni debe quedar en un “bonito enunciado”. El qué ya nos superó. Debemos definir “cómo” y “cuándo”.

Dr. Eduardo Bertotti-Director ISEV


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