Otra vez intentan vendernos espejitos

Fabio Abraham. fabioabraham@hotmail.com.ar

LOMAS DE ZAMORA

El liberalismo económico vernáculo, tanto en su versión dialéctica agresiva o en la versión pro-evolucionista, no dejan de ser expresiones estridentes, dentro de nuestra democracia adolescente.

Cuando la inflación interanual en EE.UU. es la mayor desde el 2010 (aunque el 8.5% declarado hoy, hace carrera para convertirse en uno de los mayores de los últimos 100 años), en el momento en que el dólar esta siendo cuestionado como moneda fuerte mundial y que Joe Biden convoca a un grupo de expertos para estudiar la posibilidad de un dólar virtual ante el avance de las criptomonedas, algunos oportunistas vestidos de políticos o economistas, adheridos al pésimo libreto del tristemente célebre Domingo Cavallo, tienen la ridícula propuesta de dolarizar la economía, de la que se hacen eco algunos medios también cercanos a ese argumento más allá de informar.

En Latinoamérica hay dos países que decidieron dolarizar la economía (mas allá de Panamá que dolarizó en 1904), en el 2000 Ecuador y en el 2001 El Salvador, si bien han podido bajar la inflación pagaron un costo social muy grande, los precios se distorsionaron, alcanzando índices internacionales, pero aún hoy, más del 30% de la sociedad recibe sueldos de 85 U$D mensuales.

El otro efecto fue la destrucción de la industria nacional, a 22 años de la dolarización, Ecuador también tiene un déficit de 8000 millones de dólares.

Cabe preguntarse por qué estos medios genuflexos y líderes del oportunismo, que denostan a la política y ésta arrinconada carece de reacción, no ponen mayor atención en el análisis que las variantes populistas de todo el peronismo -hoy kirchnerismo-; en cómo a través de repetidos espacios de poder, que obtuvieron de elecciones libres, su resultante han sido los estragos económicos, sociales culturales y morales, en nombre de nefastas variantes pragmáticas, algunas cercanas a extremismos ya probados, además de invocar datos inventados sólo basados en la mentira, vuelven una vez más a proponer opciones estrafalarias e imprudentes. El efecto entonces, ante el silencio ignorante y cómplice no hace más que convertirse en solución cuasi mágica; otro espejito de colores…

Este engaño vil, apunta a venderse como camino seguro para ser votado, de manera que las advertencias nos comprometen, no alcanza con descalificar a los nombres en danza, hay que recurrir una y otra vez a recrear la memoria histórica hábilmente adormecida de nuestro pueblo. Los problemas estructurales que tenemos no serán fáciles de resolver y las propuestas economicistas nada dicen sobre cómo harán para lograr una educación y salud pública de excelencia o cómo reconstruirán la producción, como bajarán los brutales y vergonzosos índices de pobreza, o cómo mejorarán la redistribución del ingreso. En suma, la política debe ocupar su merecido lugar: aportar soluciones que reconstruyan nuestra Nación. Cabe recordar la frase de Jean Jacques Servan Schreiber(1924-2006) “No debemos dejar que la economía invente libremente el porvenir del hombre”


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