Quebracho de papel

Mario Armando López DNI 11.233.474

CIPOLLETTI

El tipo se sentía inquieto, incómodo en su interior, tenía que elegir y cada vez la duda más se instalaba en por quien hacerlo. ¿Lo votaba a “él” o a nadie?, o mejor dicho no a “él”. Le daba bronca además tener que pasar por ese dilema, bien que si no hubiera habido elecciones tendría su decisión pronta y dispuesta sobre lo que correspondía hacer.

Por supuesto que estaba horrorizado por lo que había ocurrido, se sentía como la mayoría, o al menos suponía que la mayoría lo procesaba así, no podía estar indiferente a semejante hecho criminal, lo condenaba, quería que los encontraran a todos, los metieran presos y que eso fuera un claro escarmiento a todos esos malparidos que abusaban de su poder o del que le habían dado a cambio de favores.

De tanto vivir observando a los políticos tendía a pensar lo peor de ellos, la duda nunca los beneficiaba en su mente, por eso, el hecho de que esos animales hubieran podido asesinar a alguien por sentirse impunes le parecía totalmente posible, una vez más era un efecto colateral de la política que se asumía y se naturalizaba. En eso estaba cuando recordó que tenía que ir a votar. Y otra vez se lamentó de que hubiera que hacerlo.

Mientras se terminaba de vestir siguió pensando, no en quién votar, sino en cómo justificarse ante el que hiciera falta por cómo iba a votar. Llegó a la escuela, mostró su documento, esperó un poco, le dijeron que ya podía pasar, llegó a la mesa cargada de boletas electoras, en ese momento recordó que al día siguiente tenía que estar temprano en el ministerio para limpiar las oficinas pos elecciones, guardó la boleta del gobernador en el sobre. Salió, lo depositó en la urna y se fue pensando: ojalá vayan presos todos.