Rodolfo Corbera, comandante de Gendarmería
En el aniversario 85 de Gendarmería Nacional recordamos a un comandante de esa fuerza establecido en estas tierras valletanas. Gendarmería Nacional fue creada por ley 12317 del 28 de julio de 1938. Sobre el territorio neuquino, el 15 de octubre de 1941 la Agrupación de Gendarmería estableció dos escuadrones y su primer jefe fue el subinspector Emmanuel Philippeaux. El primer sitio de emplazamiento fue la ciudad de Zapala: luego hicieron lo propio en Las Lajas, Chos Malal, Aluminé y San Martín de los Andes.
Tiempo después la Agrupación 12º se trasladó desde Zapala a la capital. En la ciudad de Neuquén, la Agrupación de Gendarmería se ubicó en la esquina de Alcorta y San Luis. Al poco tiempo, la administración fue trasladada a la Avenida Olascoaga 355, y, en 1977, la institución se mudó a su moderno edificio de Avenida Argentina 1050. En la foto que acompaña el escrito vemos al comandante y el primer edificio de Gendarmería Nacional en Neuquén capital: observemos el entorno de calles de tierra.
Rodolfo y Magdalena: dos santafesinos que poblaron estas lejanas tierras, unidos por las tareas que desempeñaron. Rodolfo, luego de haber recorrido distintos destinos, recaló en 1984 en Neuquén. Había nacido el 18 de julio de 1930 en La Gallareta, Santa Fe. Era hijo de Crescencio Corbera y de María Luisa Boniardi. Luego de la escuela secundaria, continuó en la escuela de Gendarmería y se recibió de sub alférez (primer grado de oficiales). Terminó su carrera en 1979 como comandante principal.
En 1957 Rodolfo y Magdalena se conocieron en San Martín de los Andes: Magdalena era maestra normal nacional recibida en Esperanza, Santa Fe. Nacida el 8 de marzo de 1936, es hija de Emilio Sutter y Luisa Schneider. Como tenía tíos viviendo en San Martín de los Andes vino a visitarlos. Allí trabajó en la escuela N° 5 por un tiempo.
Conoció a Rodolfo y se cartearon, debido a que Magdalena regresó a Santa Fe, donde comenzó a trabajar como docente. Corbera la fue a visitar y se casaron tres años más tarde, el 27 de diciembre de 1960. Tuvieron tres hijos: María Teresa, profesora de literatura y castellano, Rodolfo Luis, geólogo, y Adolfo Ernesto, profesor de educación física.
Ya casados, Rodolfo y Magdalena vivieron en Ezeiza porque el esposo trabajaba en la Escuela de Gendarmería, donde estuvo cuatro años. Luego tuvieron otro destino: La Quiaca, del que volvieron en julio de 1963. Allí Rodolfo fue administrador del Casino de Oficiales en Buenos Aires. Luego, en 1965, le salió el pase a Perito Moreno, Santa Cruz.
En ese lugar vivieron unos meses, y luego fueron a Los Antiguos, donde nuestro gendarme trabajó como jefe. Regresaron a Perito Moreno y se quedaron hasta la década del 70. De allí a Rosario por tres años: ya era segundo comandante. Luego volvieron a Buenos Aires: estuvieron meses y Rodolfo estudió para comandante. De ahí como segundo jefe a Río Mayo, Chubut. Mientras tanto, Magdalena cumplía tareas como maestra, pero supeditada a los traslados. Le dieron la titularidad en escuela en el pueblo galés de Dolavon, Chubut.
En la zona que acabamos de mencionar, a Rodolfo se le presentaron problemas de salud, por ello en 1975 se establecieron en el valle. La esposa consiguió la titularidad en la escuela Nº 2.
Pero nuevamente a su esposo le ofrecieron asumir la jefatura de escuadrón en Calafate. Por este motivo Magdalena fue al Palacio Pizzurno a pedir que le reconozcan todos los cambios, y así fue como preceptora en una escuela nacional. En 1984 regresaron a Neuquén, donde Corbera se desempeñó como jefe de Ayuda Mutua; falleció el 16 de agosto de 2005.
Nos recibía con mucha amabilidad a los hijos y familiares de gendarmes que concurríamos a las oficinas, y siempre estaba dispuesto a solucionar nuestros problemas. Hoy, en un nuevo aniversario de Gendarmería Nacional, le rendimos homenaje a través de Rodolfo, como también a nuestros padres, aquellos pioneros arribados de diferentes lugares del país, que pertenecían a la fuerza encargada de la defensa de las fronteras argentinas.
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