Los Salcedo Facal, una familia pionera que supo ser testigo de la historia territoriana y provincial
Los ancestros abuelos maternos fueron Isidoro Moggio y María Moglia, italianos de Udine, al norte, cerca de Austria. Tuvieron cinco hijos, Isidoro, Eufemia, María Dea, Elio y Emma, quien se vino a vivir a Neuquén cuando se casó con Máximo Salcedo, argentino cuyo padre, de profesión marino, era oriundo de la Rioja, y la madre de Capital Federal; la familia paterna vivía en el barrio de Caballito, donde fueron vecinos de la familia Moggio y de ese modo se conocieron. Una vez recibido de escribano, Máximo fue enviado durante el gobierno de Hipólito Irigoyen al sur, a Neuquén, a trabajar como secretario en el Juzgado Letrado. Corría el año 1927. Allí conoció a Juan Julián Lastra, quien era juez, y se forjó una sólida amistad.
En 1930 le fue otorgado el Registro notarial Nro. 1 de Neuquén; entonces instaló su escribanía en lo que hoy es calle Roca casi esquina Irigoyen. En 1932 se casó con Emma en Buenos Aires y regresaron a vivir a Neuquén, donde formaron su familia. Cuando construyó su casa en Avenida Argentina casi Roca, al lado de la municipalidad, le decían que “se había ido a vivir a las bardas” porque estaba alejada del centro.
Su casa fue hecha en base a un estilo arquitectónico inglés por el constructor José Búffolo en 1935. Tenía un jardín al frente y un enorme patio atrás, donde crecían árboles frutales, granada, duraznero, limonero, higueras, una parra. Había espacio también en los fondos para criar animales como gallinas, conejos, pavos y canarios además de los clásicos perro guardián y gato. -Los eucaliptus los había traído mi mamá Emma en pequeñas latitas y aun los podemos ver hoy, enormes- nos dice Maty.
Actualmente la casa se ha convertido en un paseo gastronómico y de compras, el “Patio del Alto”. El matrimonio tuvo cuatro hijas: Emma (Luly), Matilde (Maty), Dora (Dolly) y Eloísa (Emy), todas se casaron y tuvieron hijos. Luly y Dolly estudiaron magisterio y dieron clases en la escuela 125 y Villa Farrell, respectivamente.
Emy estudió Turismo en la Universidad Nacional del Comahue, trabajó en el Juzgado Penal de Neuquén hasta su jubilación. Maty estudió escribanía y abogacía en la Universidad Nacional de la Plata como alumna libre: generalmente viajaba para ir a rendir los exámenes; se recibió de escribana en 1962 y trabajó con su padre en la escribanía, donde también trabajaría un tiempo Emy.
Matilde concursó y fue designada titular en el Registro 1° en el año 1970, y donde trabaja hasta la actualidad. En 1964 contrajo matrimonio con Hugo Facal, quien trabajaba en el Banco de la Nación Argentina, y, al recibirse de abogado, fue destacado a la sucursal de la Ciudad de Neuquén primero como procurador y luego como abogado titular. Hugo era hijo de Cándida Pasarelli, directora de escuela, y Manuel Adolfo, gerente del Banco de la Nación. Hugo había sido enviado por apenas dos meses a la sucursal de Neuquén, pero se quedó definitivamente. Conoció a Matilde cuando concurrió a la escribanía por un trámite.
Luego el destino quiso que se la encontrara en el bar El Cafetal donde estaba Matilde con una amiga, Dorita Greloni. Y así nació el amor. Los primeros años vivieron en Irigoyen casi Roca hasta que construyeron su casa en Avenida Argentina y Elordi . Tuvieron cuatro hijos: María Silvia, Ana Lía, Adriana y Daniel, y siete nietos completan la historia familiar. Maty escribe desde los 9 años. Fue presidente y vicepresidente de la SADE y obtuvo numerosos premios por sus escritos.
En la foto que acompaña vemos el casamiento de Maty y Hugo con el escribano Salcedo y su esposa. Hoy los homenajeamos por el inmenso aporte a la historia patagónica. Don Hugo Facal acaba de cumplir cien años –en su festejo en el Hotel Midland en Paso de los Toros, Uruguay, concurrió toda la familia-. Al momento de hacer esta nota, me recibieron en su casa con mucha amabilidad para recrear un pasado cercano que arroja luz sobre aquel siglo XX de nuestra región.
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