Patricio Javier MoralesBUENOS AIRES Hubiera sido un gesto digno la presencia, si no del presidente, al menos del ministro de Interior o el jefe de Gabinete en el sepelio de la valiente periodista Magdalena Ruiz Guiñazú. Sobre todo, para reinvindicar a estar mujer que sufrió el odio de un sector K cuando expuso su imagen junto a los de otros periodistas en Plaza de Maya para que la escupieran. Otro país hubiera homenajeado con honores a una periodista de la talla de Magdalena, de la que Arg