Charlie Bertoni, bailarín: de Roca a Broadway, al ritmo de Rihanna y Lady Gaga
Una de las empresas más grandes y talentosas del mundo del entretenimiento acaba de contratarlo. Egresado del IUPA, en Roca, tomó clases con afamados coreógrafos en Nueva York. Las claves para llegar a sus sueños.
Charlie Bertoni, bailarín: de Roca a Broadway, al ritmo de Rihanna y Lady Gaga
Una de las empresas más grandes y talentosas del mundo del entretenimiento acaba de contratarlo. Egresado del IUPA, en Roca, tomó clases con afamados coreógrafos en Nueva York. Las claves para llegar a sus sueños.

Chico, pero muy chico, el roquense “Charlie” Bertoni intuía que la danza era lo suyo. Con tal solo escuchar algun hit pop de la época su cuerpo le pedía despegar del suelo. Primero con la mente, después con las manos y finalmente con los pies volaba a otra frecuencia que le garantizaba, al menos, unos segundos de intensa felicidad.
Hoy, a los 27 años, este exalumno de Danza Clásica y Contemporánea del IUPA vive un momento extraordinario, similar a aquellos de cuando soñaba con un music hall. Días atrás fue seleccionado por una de las empresas más grandes y talentosas del mundo del entretenimiento, Royal Caribbean International, como bailarín estable en la temporada 2017. Esto implica actuar todas las noches, durante un semestre, en cruceros que surcan mares y oceános del Norte. Una vez finalizado el contrato puede renovarlo toda las veces que quiera. Para presentarse al masivo casting en Nueva York, donde Charlie vivió un largo tiempo tras ganar una beca para el programa internacional de Broadway Dance Center, el roquense ostentaba un galardón más que preciado, el “Outstanding Student Award 2016”, premio a la excelencia entre más de 400 bailarines de todo el mundo.
En esa ciudad, además de tomar clases con grandes maestros del Broadway Dance Center, entrenó con bailarines de Beyoncé, Rihanna, Lady Gaga, Meghan Trainor, Ariana Grande y reconocidos coreógrafos de Broadway, entre otros.

Por estos días están entrenando en Miami con todos los bailarines de Royal Caribbean International para salir al ruedo en dos meses más. Previamente, dio una master class de jazz fusión en el IUPA, donde pudimos constatar su frenética rutina y ansiedad. La clase tuvo que ser replicada otra vez por el éxito de su convocatoria, que incluyó también a algunos docentes que concurrieron a verlo.
“Ahora estoy en un momento de mi vida donde puedo hacer lo que quiero porque confío en mi cuerpo y mente. Pero me ocurre algo más importante: confío totalmente en mi y en todas las herramientas mentales y corporales que ya poseo. Y miro mis inicios y recupero que tuve razón en trabajar en lo que creía que era lo más importante para mí, la danza. Tenía razón en esas peleas que tenía con mi madre cuando era chico que me decía “estás lastimado, no podés seguir, descansá” y no le obedecía. Las lastimaduras no eran motivo para parar. Tenía razón en que mi formación como bailarín también la iba a enriquecer con mi vida cotidiana; que ir a comprar el pan con una sonrisa me iba a formar como un bailarín distinto”, recupera.

Comenta que en la época de su secundario se escapaba casi todo el tiempo del colegio y se iba al IUPA (por ese entonces, INSA) a esperar que abrieran las puertas, con su bolso con calzas. Sus compañeros y amigos hablaban casi siempre de fútbol, él nada de nada de eso. Supo de discriminación; la padeció pero ya es algo del pasado. “¿Lo único que sabés hacer es bailar?”, le preguntaban. Hacía oídos sordos y seguía horas y horas en posiciones de elongación extrema… más entrenamiento… más entrenamiento. Soñaba mientras los hacía con acompañar a Madonna en alguna actuación, pero sus clases con maestros rusos en Roca le cortaban el delirio, delirio que siempre fue su meta.
“Cuando empecé quería bailar sin entender que existía una carrera de bailarín. Por entonces tenía más bien la idea de bailar toda la vida por una necesidad y no por adquirir una profesión. En mi cursada en el IUPA pasé por una época de rebeldía, la que puedo llamar como de revelación corporal donde pensaba que no solo me movía la música clásica sino además otros géneros y ritmos. Frecuenté entonces otros escenarios y audiencias. Mezclaba mis conocimientos universitario y técnico con mis necesidades de romper con estructuras que en esa época no estaba del todo aceptadas como algo bueno. Incluso tuve docentes que me dijeron que no servía para bailar”.

Todo aquello ya está, ya fue. Madurar es no quedar empantanado en lo que ancla, piensa. “En este momento lo único que puedo hacer es relajarme un poco y disfrutar de todo lo que esta pasando y lo que confío que va a seguir pasando. Amo trabajar, amo bailar, que me paguen bien por ello y me hagan conocer el mundo, llevando a la Patagonia tatuada en mi frente para que todo el mundo sepa que acá tenemos mucho hambre de éxito y trabajamos para ello”, reconoce.

Desde Miami Charlie completa el diálogo que mantuvimos en Roca. “A veces estar lejos de casa es complicado aunque ahora entiendo que mi casa es un país que no es el mío, con costumbres que son ajenas a mi manera de ser, pensamientos muy diferentes a los que tengo e incluso extrañar el chiste fácil y cotidiano. Y eso no está mal, por supuesto, todo suma. Mi madre me dijo antes de venirme para acá: pensá que todo esto que te pasa es responsabilidad de las personas que menos pensás que te ayudaron. Por lo tanto, pienso, esto no es una jugada meramente individual, no es solo un logro personal… sino que es la resultante de todo lo que aprendí en mi ciudad. Así explico la Master Class que dicté en el IUPA: tuve necesidad de poder devolver algo a los que tantos y tantas veces me dieron una mano con una palabra, una sonrisa, un simple saludo o una gran clase”.
“En mi ciudad tuve maestros que siempre me enseñaron a pensar como artista y como profesional, compañeros que me enseñaron a compartir y convivir con un grupo de laburo por años y como mantenerte activo al ciento por ciento. Ellos siempre reaparecen cuando los necesito”, agrega.

Tiene en su móvil y en un mp3 música y más música que forman parte de su andar. “Escucho electrónica, clásica, folklore, flamenco, étnicas, latina, urbana, de películas, pop, latin pop, k-pop, -j-pop, american pop, euro-pop, hip hop, reegageton, baladas, retro, rock argentino y algo de heavy metal. Todas ellas tienen su parte coreográfica por lo menos en mi cabeza, por eso los auriculares son mis aliados. Ni bien las escucho empiezo a crear mi mundo y en él, soy el autor, director, camarógrafo y protagonista de mi propio videoclip. Juego a ser quien quiero que la gente vea de mi. De este juego aprendo mucho de las distintas maneras de caminar o plantarme frente a la vida; después trabajo el saber volver a quien realmente soy, un pibe de barrio, que siempre soñó con los pies bien plantados en la tierra y ahora sobre el mar”.

hlara@rionegro.com.ar
@HoracioLara
Registrate gratis
Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento
Suscribite desde $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Comentarios