Cuando el recurso público financia la política

Pablo Guido/Juan Manuel Morales*

Los recursos públicos deben orientarse a la generación de condiciones presentes y futuras para el desarrollo. Las indelegables funciones del Estado en materia de servicios tales como salud, educación y desarrollo humano se resuelven de la mano de la razonabilidad económica y los criterios de sana administración. Cuando una provincia rica como Neuquén concibe el empleo público como forma de clientelismo político y sostenimiento de estructuras de poder, se evidencia el sacrificio del futuro y solo se celebran endebles y fortuitos periodos de superávit financiero a espaldas de las nuevas generaciones.

Neuquén es una de las provincias argentinas que más empleo público ha generado en los últimos años. Entre 2006 y 2016 la cantidad de agentes provinciales aumentó en un 50%, pasando de 40.325 agentes en el 2006 a 60.668 en el 2016. Este incremento en el personal se reflejó en el aumento de la “masa” salarial, pasando de $ 1.200 millones de pesos a $ 24.700 millones en el 2016 en el mismo periodo.

Para el 2016 la relación empleados públicos cada 1.000 habitantes para la Provincia era de 143, un 76% superior al promedio nacional (81). Así, Neuquén es la sexta provincia en cantidad de empleados públicos por habitante.

En base al análisis de algunos decretos provinciales, de las estructuras orgánicas para el 2018 se observa la existencia de 9 ministerios, 4 secretarías de Estado, 29 subsecretarías, 54 coordinaciones provinciales, 198 direcciones provinciales, 643 direcciones generales y 806 direcciones, totalizando 2.876 dependencias dentro de un complejo “superorganigrama” provincial que representa alrededor de 4.678 cargos políticos, de los cuales 378 cargos políticos se encuentran vacantes representando un 9% del total.

Frente a tamaña estructura, es imposible no encontrar duplicidad de tareas entre las diferentes unidades administrativas y operativas que conforman el complejo entramado del organigrama provincial también hemos detectado algunas direcciones y departamentos con finalidades o nombres que resultan, al menos, llamativos como para tratarse de unidades específicas. Por ejemplo, en el decreto 141/2018, en el cual se determina la estructura del Ministerio de Turismo, podemos hallar la Dirección Provincial de Eventos Internacionales y la Dirección General de Fiestas Populares; nos resulta casi intuitivo preguntarnos si es necesaria una dirección provincial dedicada exclusivamente a eventos internacionales y una general para fiestas populares.

Existe una hipertrofiada estructura burocrática, financiada con los impuestos de los neuquinos y las regalías provenientes de la explotación hidrocarburífera.

Otro ejemplo lo podemos encontrar en el decreto 130/2018, el cual refiere a la Secretaría General y Servicios Públicos: de esta se desprenden cinco coordinaciones provinciales, una de ellas es la Coordinación de Administración de la cual depende la Dirección Provincial de Aeronáutica, que tiene a su cargo tres direcciones provinciales más, dentro de las cuales se encuentran la Dirección Provincial de Administración, de Aeropuertos y Aeródromos y de Asuntos Legales.

O sea que siguiendo una sola rama del organigrama graficado en el decreto 130/2018 existe una Coordinación Provincial de Administración de la que se desprende una Dirección Provincial de Administración, a su vez encontramos una Dirección Provincial de Aeronáutica que tiene bajo su cargo una Dirección Provincial de Aeropuertos y Aeródromos. Y a todo esto nos preguntamos, ¿se justifica para ellos semejante estructura? Por último, y tan solo por dar algunos ejemplos, en el decreto 548/2018, el cual refiere al Ente Provincial de Termas, hallamos unidades funcionales, que son muestra clara del elefantiásico Estado neuquino: una Dirección General de Taller de Costura de la cual se desprende un Departamento de Taller de Costura y que de la Dirección General de Kinesiología y Técnicas Termales de la que se desprende el Departamento baño 7, 8 y Laguna del Chancho, entre otros.

Los ejemplos anteriores son tan sólo una pequeña muestra de la hipertrofiada estructura financiada con los impuestos de los neuquinos y los recursos no renovables como los provenientes de la explotación hidrocarburífera que se transfieren al fisco provincial vía las regalías.

Ante esta fotografía del Estado provincial resulta imprescindible que quien administre los destinos de Neuquén en el futuro tenga la responsabilidad de un uso eficiente de los recursos, reduciendo los gastos corrientes y las erogaciones improductivas para alivianar la carga tributaria al sector privado y tener medios para realizar la infraestructura necesaria que acompañe el desarrollo de nuestros recursos naturales. Esto proponemos desde Cambiemos en Neuquén.

*Equipo Técnico de Cambiemos Neuquén


Pablo Guido/Juan Manuel Morales*

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