De Neuquén a Valencia a los 94 años, la película del increíble viaje de Josefa llega al Cine Teatro Español
“Suerte Josefa”, del realizador neuquino Javier Témoli, narra la aventura de una mujer de 94 años que decidió regresar al pueblo español de su familia para conocer el destino de su padre. El próximo sábado 15 tendrá su avant premiere en el Cine Teatro Español.
“Vamos”. A sus 94 años, Josefa García, Pepa, muchacha neuquina de 1920, decidió hacer ese viaje a España que tan dentro suyo llevó por tanto tiempo. Y Javier, su nieto del corazón, que durante tanto tiempo le había dicho que, si ella se decidía a hacerlo él la acompañaría, la acompañó. “Vamos”, le dijo Josefa a Javier. Y Javier, incrédulo ante la decisión de su abuela, la dijo “vamos”.
En abril de 2014, Josefa, de 94, y Javier Témoli, de 24, partieron desde Neuquén rumbo a Valencia para desandar una historia familiar de Josefa, que involucraba a su padre, quien, como ella, había viajado desde Neuquén para desandar su propia historia familiar y nunca regresó.
Cámara en mano, Javier por entonces un estudiante avanzado de la carrera de cine en el IUPA, lo filmó todo con la idea, en algún momento de hacer una película tipo road movie, una muy particular por cierto.
La película en cuestión es “Suerte Josefa”, un largometraje documental producido por la neuquina Frater Audiovisual que tendrá su avant premiere el próximo sábado, a las 20.30, en el Cine Teatro Español de Neuquén, con entrada libre y gratuita y acceso a la sala por orden de llegada.
«Suerte Josefa ha sido reconocido con varios premios en festivales de cine. En el Festival Audiovisual de Neuquén 2024, se consagró como la mejor película; además, recibió una mención especial por el jurado joven y otra mención especial a mejor montaje en el Festival Cine en Grande, de Tierra del Fuego. Actualmente sigue recorriendo festivales, formará parte del festival internacional València Indie Film Festival, entre otros.
Pero todas las historias se guardan capítulos inesperados. Y esta historia no fue la excepción. De regreso a Neuquén, surgió una nueva línea narrativa que involucró al propio Javier, protagonista impensado y a la vez necesario de una película que tomaba un rumbo no previsto: la muerte de Josefa empujó al realizador a un doloroso duelo que lo alejó del filme y lo llevó a reflexionar acerca de los vínculos y la vida misma.
La historia y el viaje: de Neuquén a Valencia
“El viaje surgió de una manera bastante espontánea, a raíz de una relación que yo tengo con Josefa prácticamente desde que nac. No es mi abuela sanguínea, es una abuela que me crió, mis papás alquilaban en su casa, una casita que tenía en el fondo y justo el mismo año en que yo nazco, ella enviuda, y bueno, tenía mucho tiempo libre y se ofreció a cuidarme, así que generamos un vínculo muy lindo, muy cercano”, cuenta Javier Témoli al comienzo de un extenso diálogo con Diario RÍO NEGRO.
“Siempre, desde que yo recuerdo, ella hablaba de España, hablaba de una historia, que era la historia de su papá, que vino a Neuquén en 1912 junto a su esposa y cuatro hijos españoles. Acá tuvo cuatro hijos más acá . Uno de ellos era Josefa García, Pepa. Una vez que José García se establece, decide volver a España a hacer como una visita. Se va le suceden varios acontecimientos y no vuelve más. Esa historia es la que fuimos a buscar, de primera mano, a ver realmente qué es lo que le había sucedido”, revela el realizador.
“La película tiene momentos de road movie que alterna con otros muy de reality. Tiene mucha cercanía y momentos muy íntimos”.
Javier Témoli, director, guionista y coprotagonista de «Suerte Josefa»
“José García nunca regresó, no se sabe bien si lo estafan o le roban, pierde documentos, pierde dinero, lo pierde todo en un país que ya no era el mismo que él había conocido. Empieza una comunicación vía cartas después de que él logra llegar a su pueblito y encontrar familiares y enviar cartas hacia Neuquén. Hubo una ida y vuelta de cartas hasta que logran hacer los trámites y generar la documentación para que él pudiese volver. Pero cuando se entera que puede volver, sufre una descompensación y muere. Increíble”.
“Entonces su familia un poco resigna y no le queda más remedio que creer en esas cartas que venían. Y en ella siempre fue un tema muy pendiente, decía ‘me gustaría ir, me gustaría ir’, y así se le iba pasando la vida. Yo siempre la escuché decir eso y a raíz de eso muchas veces le decía en tono de broma, porque yo nunca pensé que me iba a decir algún día que sí, ‘che, vamos, vamos, yo te hago el aguante, vamos a buscar eso, así no te quedás con esa espina’. Y un día me dice ‘bueno, vamos’, a sus 94 años de edad. Entonces decidí acompañarla como le había prometido, un poco con la inconsciencia de ese momento, yo tenía 24, fuimos sin un contacto previo, fuimos a golpear manos a ver si encontrábamos algunos posibles familiares que nos pudiesen contar algo de esta historia que ella quería saber de primera mano.
En abril de 2014, Josefa y Javier partieron rumbo a Valencia, pero el destino final era Sumacárcel, un pueblito de la comunidad valenciana que hoy apenas supera los mil habitantes. “Fue duro llegar porque nadie conocía, también había un poco de misterio, duda, ¿para qué vienen ellos estos, para qué vienen acá? Hay muchas historias, yo creo, o miedo de que alguien vaya reclamando alguna herencia… Pero enseguida también se corrió la voz en el pueblo y de repente aparecieron primos hermanos, apareció mucha gente conocida… O sea, la familia estaba ahí en definitiva. Un montón de generaciones posteriores, pero familia al fin. De hecho, ella logró conocer a dos primos hermanos de ella, que todavía quedan vivas y a dos hijas de esas primas, sobrinas segundas de Josefa”.
«Suerte Josefa», la película
Con espíritu de road movie Josefa y Javier viajaron más de catorce mil kilómetros para cerrar una cuenta pendiente en la historia de Josefa, después de muchos años de postergación y cerca del final de su vida. Ambos viajeros decidieron exponerse y embarcarse en un viaje lleno de emociones asumiendo todos los riesgos.
“La forma de grabar fue con el mismo grado de inconsciencia con el que fui a hacer el viaje y me tiré a la pileta a registrar todo lo que podía sin pensar mucho”, reconoce Javier. “El proceso creativo sufre como dos o tres grandes modificaciones, momentos, yo lo primero que quería era grabar una película que tenía una estética más como un viaje de youtuber por el mundo, pero con una abuela de 94 años, y más en un plan de la odisea de ella. Después me encontré con que también era un poco más profundo lo que habíamos ido a hacer, que no se trataba solamente de una aventura de ir a conocer un lugar con un adulto mayor, sino que era también ir a buscar parte de una identidad y también ir a buscar un sueño. Y eso fue proceso emocional muy grande para ella. Cuando me di cuenta de eso supe que la historia también debía tener un poco de eso. Después, ella muere y yo me encuentro con que no puedo agarrar más el material, como que quería contar algo y me sensibilizaba mucho, entonces hay un trabajo de mi duelo que yo tuve que poder hacer y entender para poder terminar de contar esta historia. Eso abrió una tercera línea narrativa temporal en esta historia: por un lado estaba la línea que explica el viaje de su papá, por otro lado está el viaje de ella conmigo que hicimos en ese momento, y por otro lado está la actualidad del proceso del realizador para poder terminar la película, y aceptar también el duelo y la despedida de ella. Cuando entendí eso, cambió mucho el paradigma, el mensaje y el tipo de película que terminó siendo. Fui a grabar pero no tenía idea de todo lo que me iba a enseñar este proyecto”.
Apenas regresado a Neuquén, Téomli empezó a editar un corte. De hecho usó ese corte para rendir una materia . En ese momento tenia una visión muy clara del tipo de película que iba a hacer. Pero Josefa muere y eso lo cambió todo. “Me costó mucho volver a agarrar el material. Llegué a pensar ‘bueno, será algo que vea más adelante con mi familia’. Había dejado de pensar en una película”.
Varios años después y con el duelo realizado, Javier entendió que debía retomar el proyecto. Entendió que estaba dentro suyo y que sentía, más que una obligación, un deseo de terminarlo. “En pandemia me encontré con el tiempo libre necesario y decidió presentarlo a un premio de becas de la creación del Fondo nacional de Las artes y quedó seleccionado. Eso me dio un empujón”. Posteriormente, mandó el proyecto a concursar a un premio de finalización de obra de cine. Presentamos el proyecto un poco mas avanzado, ganó y con toda esa motivación empezamos a trabajar con una mirada más profesional y enfocada”.
«Suerte Josefa»: ficha técnica
Dirección y guion: Javier Témoli.
Producción: Agnese Boaretto y Javier Témoli.
Asistencia de guion: Juan Manuel Sabio.
Cámara: Javier Témoli, Juan Sabio, Rocío Diéz, Agnese Boaretto.
Montaje: Juan Manuel Sabio.
Colorimetría: Diego Aguirre.
Post producción de sonido: Lucas Tartaglia.
Música original: Juan manuel Sabio.
Diseño gráfico: Bardo.
Casa productora: Frater Audiovisual.
Biografía breve: quién es Javier Témoli
Javier Témoli es un director cinematográfico neuquino, recibido del Instituto Universitario Patagónico de las Artes (IUPA). En su corta carrera lleva realizados distintos proyectos cinematográficos de los cuales se destacan los documentales “Valletano”, “Guadal” y “Suerte Josefa” por ser proyectos gestados y dirigidos por él.
Ha participado en distintos concursos y festivales cinematográficos tanto regionales como nacionales.
Es socio fundador de la productora de contenidos Frater Audiovisual con base en Neuquén capital, de la que participa activamente junto a dos socias desde el 2012, en la productora se realizan diversos proyectos, mayormente publicitarios y cinematográficos.
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