Teatro: «Mujeres de ceniza» estrena en El Arrimadero de Neuquén
Este viernes, en la sala del bajo neuquino, estrena esta puesta surgida del taller de producción de Silvana Feliziani. Entre el drama y el humor, cuatro mujeres desnudan con ironía las huellas que el tiempo deja en las relaciones humanas. Este sábado habrá una segunda función.
Clara enviudó. Y transcurrido un año de semejante pérdida, convocó a sus tres mejores amigas, Estela, Isabel y Teresa, para, de algún modo, compartir ese momento tan especial. Sin dudarlo, las tres mujeres acuden a la cita porque, imaginan ellas, la amiga viuda es víctima de una profunda depresión. Pero, pero… ni la viuda está “tan viuda” ni tan sola pues su marido está allí aunque de un modo muy particular por cierto, ni las amigas son tan amigas y mucho de lo que (les) pareció durante tantos años de amistad no lo era tal y sí otras cosas que eran tales y ahora serán dichas. Bienvenidos a “Mujeres de ceniza”.
Escrita por Martín Guerra y Sergio Marcos y dirigida por Silvana Feliziani, estrena este viernes, a las 21.30, en El Arrimadero Teatro (Misiones 234, Neuquén). Este sábado, a la misma hora, habrá una segunda función. Las entradas, $12.000 anticipada y $15.000 en puerta. ALIAS: silvina.512.piso.mp. Enviar comprobante al 2994010248.
Surgida de los talleres de producción teatral que dirige Feliziani, “Mujeres de ceniza” es llevada a escena por Claudia Re, Fernanda D’Argenio, Ana Castro y Silvina Mastrángelo.

Con un intenso recorrido por salas de la calle Corrientes, “Mujeres de ceniza” conjuga drama, humor y suspenso, donde cuatro mujeres desnudan con ironía sus visiones sobre la amistad, el matrimonio, el sexo, la infidelidad, la juventud perdida y las huellas que el tiempo deja en las relaciones humanas.
“Ha sido un proceso de trabajo profundo, divertido, un proceso donde hemos estudiado y hemos investigado sobre los personajes, cuya particularidad es que cada uno de ellos tiene características muy marcadas”, expresa Silvana Feliziani.

“Y lo que va a provocar frente al espectador es una explosión de risa, pero también de reflexión, al ver cómo estos personajes se van relacionando entre sí porque cuenta sobre las relaciones entre estas amigas, donde, a partir de un hecho inesperado, van sucediendo un montón de cosas y van saliendo a la luz momentos de las vidas de cada una ellas. Es una obra sumamente divertida y las chicas están muy bien, cada una en el papel en que les tocó”, destaca la directora.
«Mujeres de ceniza»: historias de cuatro amigas
“Yo soy Teresa, una de las amigas, la amiga muy liberal, muy fresca, que no tiene filtros para nada”, dice la actriz Ana Castro, en un diálogo con Río Negro. “Teresa es la amiga amada y odiada, la que no tiene filtros, entonces dice todo lo que piensa con mucha libertad, con mucha frescura, pero no se pueden enojar con ella porque la conocen siendo así. Tiene un nivel económico muy bueno y se aprovecha también de eso. Trabaja, tiene hijos, pero es muy independiente”.

Isabel, otra de las amigas que acude a la cita, viene de afuera, ya que vive en Miami y es artista plástica. “Muy divertida , ella. Tiene otro nivel de vida, es la mundana del grupo. Casada con un señor mucho más grande que ella, de 75 años, y con hijos que están bastante al cuidado de ella también, hijos grandes”, destaca Castro.
“Y después está Estela, que es como la más pacata del grupo. Es como la muy señora de la casa, la que le tiene miedo a todo, muchas fobias, jamás engañaría al marido, como ella misma dice al comienzo. La más tradicional, digamos”.

“A Teresa le cuestionan un poco la cuestión de la crianza, porque los crió muy libres a sus hijos. Y las otras dos amigas, o tres amigas en realidad, incluida la viuda, son todas muy diferentes a ella, pero también ellas entre sí”, aclara Ana al volver a su personaje.
Un living, un cofre
“Mujeres de ceniza” comienza con Clara, la viuda, en el living de su casa, a la espera de la llegada de sus amigas. Pero no está sola, pues la acompaña un pequeño cofre que contiene las cenizas de su marido. ¿Está allí, realmente? Veremos.

“No hay nada casual en esta obra”, destaca Ana Castro. “Es esas obras que encuentran inmediatamente un reflejo en el público. A medida que la íbamos ensayando, que íbamos encontrando un montón de cosas de los personajes y demás, a mí particularmente me pasaba estar en charlas de amigas donde salían los temas de que íbamos a hablar en escena”.
Feliziani apunta que “lo más rico siempre está en el proceso y es lo que siempre charlamos con los grupos: aprender a desmenuzar las obras , a sacarle las capas de la cebolla, en trabajar, observar, en ver qué pasa en ese trabajo actoral que cada una de ellas hace. Estoy muy contenta, quiero que todo el mundo vea Mujeres de Ceniza”.
Clara enviudó. Y transcurrido un año de semejante pérdida, convocó a sus tres mejores amigas, Estela, Isabel y Teresa, para, de algún modo, compartir ese momento tan especial. Sin dudarlo, las tres mujeres acuden a la cita porque, imaginan ellas, la amiga viuda es víctima de una profunda depresión. Pero, pero… ni la viuda está “tan viuda” ni tan sola pues su marido está allí aunque de un modo muy particular por cierto, ni las amigas son tan amigas y mucho de lo que (les) pareció durante tantos años de amistad no lo era tal y sí otras cosas que eran tales y ahora serán dichas. Bienvenidos a “Mujeres de ceniza”.
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