«The Dock of The Bay», de Otis Redding: la historia del primer número uno póstumo de la música

El 16 de marzo de 1968, llegó al número uno “(Sittin’ On) The Dock of The Bay”, que había sido publicada el 8 de enero de ese año. Fue el primer caso en la historia de industria de la música de una canción que es número uno póstumo.

A mediados de 1967, Otis Redding era, como muchos, un talento en busca de un primer éxito grande, uno que lo consagre y lleve su nombre a otro nivel. Pero era más que eso: para entonces, Otis Redding, de 26 años,  ya era una figura destacada de la escena del soul que comenzaba a abrirse camino en escenarios masivos. 

Su presentación en el  Monterey Pop Festival de aquel año fue un punto de inflexión para el joven músico nacido en Georgia: desde el escenario vio cómo decenas de miles de jóvenes, sobre todo blancos, celebraban extasiados su música y su estilo.  

Eso le había dado la idea de que podía ser una estrella. Tenía todas las condiciones, iba camino a ello, pero aún no lo era: le faltaba un hit, esa canción que funciona como la síntesis de todo lo que un artista es.  

Pero Otis Redding, que  en agosto de 1965 había publicado “Respect”,  una canción suya, pero  que haría historia en la voz de otra artista, Aretha Franklin, estaba decidido a ir más allá. 

Tres circunstancias lo movilizaron: haber conocido a Bob Dylan, haberse operado las cuerdas vocales y encontrarse con una voz mejorada y,  acaso más importante que todo eso, haber escuchado con más atención a Los Beatles. 

A Redding le había pasado lo que le pasó a casi todo el mundo en aquel 1967: Sargent Pepper le voló la cabeza. El disco que Los Beatles habían editado el 1 de junio de 1967, influyó sobremanera en Redding; desde el modo en que los de Liverpool usaban las palabras hasta el modo en que habían comenzado a experimentar el sonido en el estudio. 

Desde siempre, Redding había prestado atención a la emoción y la energía de las voces de Los Beatles  para llevar sus canciones, pero ahora empezó a prestar más atención a la escritura. 

Al Bell, ejecutivo de Stax, el sello que editaba la música de Redding, viendo el entusiasmo del artista por abrirse nuevos caminos lo alentó sugiriéndole que corría el riesgo de ser encasillado como un músico de género y nada peor que eso podía sucederle a un talento como él. Aprovechando su cercanía con Dylan ya eléctrico le sugirió que se animara a escribir algo más folk, algo que sonara a soul folk. 

Pero Otis Redding estaba dispuesto a eso y a algo más. Inspirado en el nuevo rumbo que estaba tomando la música popular a partir de Los Beatles, comenzó a pensar en llevar su música soul hacia cierto folk, sí, pero también hacia el pop: Entonces apareció “(Sittin’ On) The Dock of the Bay”. 

A fines de noviembre de 1967, Otis Redding llamó a los estudios Stax directamente desde el aeropuerto de Memphis. Lo atendió el guitarrista y socio creativo Steve Cropper. Sorprendido porque ni siquiera había esperado a llegar al hotel para llamarlo, Cropper detectó de inmediato la emoción en la voz de Redding. “Tengo un éxito”, le dijo a Cropper, así que quería ir directamente al estudio para convertir su idea en una canción completa. 

Redding estuvo durante casi todo aquel revelador año ‘67 de gira. En un momento de, el empresario de la música Bill Graham le ofreció un momento de descanso invitándolo a pasar un tiempo en su casa flotante. Fue allí donde Redding comenzó a escribir la canción, que por bastante tiempo fue solo la primera frase: Sittin’ in the mornin’ sun/ I’ll be sittin’ when the evenin’ come/ Watching the ships roll in”. 

Redding no tenía mucho más que los acordes básicos y su primera estrofa sobre sentarse a observar los barcos, y el estribillo. Luego, dejó la canción a un lado por un tiempo. En el otoño del norte se operó de pólipos en las cuerdas vocales. En ese tiempo afuera de los escenario, compuso más canciones y para  finales de noviembre su voz sonaba mejor que nunca.   

Grabó más de 30 canciones nuevas en un arranque de creatividad entre finales de noviembre y principios de diciembre. como “Hard to Handle”, que los  Black Crows versionarían treinta años después.  , Esas canciones reflejaban aquel nuevo énfasis en las letras producto de la influencia que Los Beatles habían ejercido sobre él. Canciones que aunque seguían siendo soul, tenían una presencia de la guitarra de Cropper que le daban un evidente giro hacia el rock. 

“Cuando componíamos no poníamos nada por escrito, simplemente nos lo metíamos en la cabeza, cuenta Cropper. Rasgueaba los acordes hasta que Donald Dunn encontraba una línea de bajo y entonces Al Jackson entraba con su parte.  

Al final de la primera toma, Redding empezó a silbar, y lo hizo verdaderamente mal. Al menos lo suficientemente mal como para que se a parte de toma definitiva. Lo cierto es que, a pesar de todo lo mal que silbó Redding, así fue como quedó.


La versión en vivo de Charly García

Acerca de ese oportuno, pero mal ejecutado silbido, Cropper dice que siempre dejaba espacio al final de una canción para que Redding añadiera voces adicionales, a menudo improvisadas en el momento.   

Ese día, según Cropper, Redding simplemente olvidó lo que quería cantar y silbó en su lugar, simplemente como un marcador de posición que se arreglaría más tarde. “Si hubiera vuelto ese lunes, sin duda habría sido diferente”, dice Cropper.   

El ocho de diciembre fue la última vez que Otis Redding trabajó en la canción. Convencido de que aún le faltaba algo, se despidió de todos en Stax, con la promesa de reecnonatrse allí mismo para sumar las voces que le darían mayor volumen a la canción. Dos días después,  se subió a su avioneta rumbo a Madison, Wisconsin, desde Ohio, para cumplir con un show. Pero la avioneta nunca llegó a destino:  se cayó en un helado lago cercano a Wisconsin matando al piloto, a a Redding y a toda su banda , excepto al trompetista Ben Cauley. 

Redding murió el domingo y el martes a las 7:30 de la mañana entró en el estudio, dedicando las siguientes 24 horas a terminar “Dock of the Bay”.  “Una de las cosas más difíciles que tuve que hacer fue mezclar esa canción”, dice Cropper. No hubo tiempo para voces de fondo, pero Cropper sabía que la canción realmente necesitaba algo. Como homenaje a su amigo y compañero, Cropper grabó un bucle extendido de gaviotas y olas marinas en pistas separadas.  

La canción se publicó el 8 de enero de 1968. El single alcanzó el primer puesto de las listas de éxitos el 16 de marzo y llegó a vender más de dos millones de copias. “(Sittin’ On) The Dock of the Bay” fue el primer número 1 póstumo en la historia de la industria musical. Aunque Redding nunca pudo disfrutar del éxito de su composición, tuvo razón aquel día: había encontrado su hit. 


A mediados de 1967, Otis Redding era, como muchos, un talento en busca de un primer éxito grande, uno que lo consagre y lleve su nombre a otro nivel. Pero era más que eso: para entonces, Otis Redding, de 26 años,  ya era una figura destacada de la escena del soul que comenzaba a abrirse camino en escenarios masivos. 

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