Apuntes para salir de las políticas del resentimiento

Los populismos autoritarios y la crisis de la democracia tienen bases materiales y económicas. Habría que concentrarse en no fortalecerlos al combatirlos.

Imagen: “El ángel caído”, Alexandre Cabanel, 1847

No somos animales racionales.

1. Somos animales que podemos ser racionales, no nacemos racionales.

La animalidad es un hecho, la racionalidad un esfuerzo disciplinado. Las emociones oscuras que hace tiempo están en todo el arco político son peligrosas. Con razón o sin razón, somos animales sociales.

Escuchar a la sociedad para entender, ver los matices y pensar. Al leer a Cristina Monserrat Hendrikse, Andrés Bisso y Ernesto Bohoslavsky entendemos más. Reconocemos que el momento es doloroso y confuso, es riesgoso y un pueblo enojado con la clase política puede creer y destruir, hacer y hacerse daño.

Necesitamos una educación tanto cívica como emocional, en tiempos de una generación ansiosa, enamorada de sí misma y atrapada en las pantallas.

2. Las nuevas fantasías del populismo autoritario.

Una oposición política sin compromiso con la realidad no puede luchar contra las propuestas fantasiosas de Milei.

Milei identificó algo que era verdad y lo retorció hasta el extremo. La casta existe, el Estado tiene problemas, hubo errores graves y la gente conectó su enojo a todo eso y más. La clase política, un sector de la elite, negó varios problemas y actuó de forma insensible. Eso es cierto. Sin embargo, Milei viene a empeorar la enfermedad que dice curar. La sociedad puede tardar mucho en darse cuenta que sufrirá sus consecuencias y la oposición a veces parece poco interesada en ayudar.

Milei apeló a lo emocional, al resentimiento de una sociedad que se siente víctima, que votó victimarios para hacer daño aunque le hagan daño. Milei ofreció una suerte de fantasiosa teología de liberación donde el oprimido pueblo se libera de su supuesto opresor. Superar un mal menor con un mal mayor y gozar de ver desplazada a “la política”.

Los populismos autoritarios y la crisis de la democracia tienen bases materiales y económicas. La oposición debería concentrarse en no fortalecerlos al combatirlos. La debilidad de Milei es coyuntural. Trump y todo el contexto internacional están en sintonía. La elite no realizó ni realizará una autocrítica de las acciones que gestaron estas décadas crueles. El Gobierno, en su debilidad, se puede volver más peligroso y realizar acciones desesperadas, mesiánicas, un salto al vacío. Sus provocaciones deben ser evitadas.

La economía de Milei es una fantasía que caerá tarde o temprano. La pobreza e inseguridad crecen junto al clima autoritario y lo potencian. La oposición apuesta a la autoderrota de Milei sin un plan de reconstrucción. Sin un compromiso con la verdad y la realidad, la oposición que gestó y subestimó a Milei, no podrá evitar tiempos más difíciles.

3. La sociedad siempre está dividida pero no siempre tan polarizada

Hoy, además, está fragmentada y atomizada. Los problemas de salud mental deberán ser contenidos para que no se hagan autolesivos. La tecnología dificulta cada día más actuar con el equilibrio de razones y sanas emociones. Sin verdad y lejos del principio de realidad, las fantasías sociales dominarán.

Llevar todo a los extremos puede repetir errores de la historia de Argentina. El Gobierno gobierna retóricamente pero hace daño y destruye materialmente. Ciertos sectores generaron una censura y silencio que gritó intensamente en el secreto del cuarto oscuro de 2023. Se debe recordar eso en un año electoral.

Milei, Trump, Musk y compañía apuestan a que las personas vivan en una fantasía virtual: el metaverso que termina en la estafa cripto. Por eso hay que volver a la realidad material del encuentro colectivo. Salir de las pantallas que bloquean la imaginación, lo social y lo político.

Esa división social que fomenta Milei permite acciones de defensa que la oposición todavía no ve. Las comunidades reales, familiares, religiosas, deportivas, educativas, federales, tienen algo que Milei no le interesa cultivar: encuentro, relaciones sociales materiales, vínculos y sanas pasiones, risa y lágrimas compartidas, asados y abrazos, licuar traumas y sombras en música y fogones, ritmo y fiestas populares. La mejor animalidad social.

* Abogado y profesor de Derecho Constitucional.


Imagen: “El ángel caído”, Alexandre Cabanel, 1847

No somos animales racionales.

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