Cuando dentro de 500.000 años nuestros lejanos descendientes o los extraterrestres escudriñen las capas de sedimentos para indagar en el pasado de la Tierra, encontrarán pruebas insólitas del brusco cambio que trastornó la vida medio millón de años antes: los huesos de pollo. A esa conclusión llegó un grupo de científicos, que buscó evidencias de que la expansión de los apetitos y de la actividad humana alteraron tan radicalmente los sistemas naturales como para dar inicio a una nueva época