Dólar y FMI: el mercado ya no confía y la gestión Milei arroja un sinfín de señales confusas
La performance fiscal demostró no ser suficiente: las dudas giran en torno al programa cambiario y alarma el deterioro acelerado de las reservas. El ministro Luis Caputo buscó primerear el anuncio del FMI y solo acrecentó dudas respecto al monto y el desembolso inicial.
La definición más básica de ‘confianza’ dice que se trata de la ‘esperanza firme que se tiene en alguien o algo’. En términos sociológicos, el concepto refiere a ‘la creencia en que una persona o grupo será capaz y deseará actuar de manera adecuada ante determinada situación o pensamientos’.
En las ciencias políticas y económicas, el concepto de ‘confianza’ suele colocarse como una pieza basal del éxito que pueda tener el programa económico de un gobierno. Un plan de políticas macroeconómicas puede ser muy serio y consistente en cálculos, datos, proyecciones y planillas, pero si no cuenta con el respaldo de credibilidad suficiente, puede darse de bruces contra la pared de la realidad.
La confianza de los mercados (financieros), fue el gran capital del gobierno de la Libertad Avanza durante sus primeros trece meses. El presidente Javier Milei había prometido en campaña realizar el ajuste más grande de la historia argentina, y cumplió en buena medida a lo largo de 2024.
Durante de su primer año en el poder, no solo se alcanzó el equilibrio fiscal en el primer mes de gestión, sino que a fuerza de ‘motosierra y licuadora’ y en base a la discrecionalidad de funcionar con un presupuesto 2023 prorrogado, el gasto del Estado se redujo en términos reales y el superávit se mantuvo todo el año.
En otras palabras, la férrea decisión de llevar adelante un recorte radical del gasto público, le valió a Javier Milei el ‘voto de confianza’ de los mercados financieros, que mientras la economía padecía al calor del ajuste, vivían un verdadero éxtasis de rentabilidad.
El CEO de una financiera ligada a uno de los bancos más importantes del país, lo definió con claridad hace dos semanas en su visita a Neuquén: “el año pasado hubo quienes lograron multiplicar sus tenencias por cinco, en base a las inversiones financieras”. Toda una definición de coyuntura: ese es el escenario que ya no existe. El mercado ‘dejó de creerle al gobierno’.
Es el crudo mensaje que arrojan hoy las finanzas que hace apenas un par de meses endulzaban los oídos del presidente. Aquello que supo ser una fortaleza, mutó hoy en la principal debilidad: el mercado le picó el boleto a la política cambiaria de Luis Caputo, y lo que espera son señales claras que no llegan.
La volatilidad de las finanzas no conoce de lealtades políticas. Los mercados financieros solo son fieles a la rentabilidad.
El gobierno intenta darlas, pero al hacerlo, tropieza con la imposibilidad de los tiempos formales del Fondo Monetario Internacional (FMI), y mientras los que mandan son los rumores y las versiones, el deterioro de las reservas del Banco Central es progresivo y alarmante.
¿Por qué el mercado ya no cree?
El cuello de botella cambiario que se viene registrando desde hace al menos dos semanas, pone a la vista los dos grandes errores de diagnóstico de la actual gestión económica.
Por si hacía falta confirmarlo una vez más, resultó inocente creer que todos los males del país se solucionan atendiendo solo a la ecuación fiscal. La praxis vuelve a demostrar que la gestión económica es bastante más compleja que reducir la cantidad de ministerios o secretarías, recortar la obra pública, licuar jubilaciones, o despedir empleados públicos.
Incluso si eso fuese objetivamente imperativo, puede ser condición necesaria pero no suficiente. Está a la vista que habiendo hecho ‘el ajuste más grande de la historia’, con todos los costos que ello implica en términos de impacto social y actividad económica real, así y todo al gobierno libertario le resulta imprescindible y urgente correr a los brazos del FMI para solicitar asistencia financiera.
Una vez más, resultó inocente creer que todos los males del país se solucionan atendiendo solo a la ecuación fiscal. Incluso si eso fuese objetivamente imperativo, puede ser condición necesaria pero no suficiente.
El segundo error de diagnóstico es suponer que ‘mercados’ equivale a ‘finanzas’, denostando la dinámica real de la economía. La volatilidad de las finanzas no conoce de lealtades políticas. Los mercados financieros solo son fieles a la rentabilidad.
En efecto, hubo un muy buen dato referido a la economía real el jueves, que quedó eclipsado por la incertidumbre cambiaria financiera: el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) registró una mejora interanual de 6,5% en el mes de enero.
Apelando a su habitual ironía efectista, el presidente Javier Milei buscó subirse al dato con un tweet dirigido a Cristina Kirchner: “Che Cristina… Sacá del medio. Fin”, publicó en X. No funcionó esta vez: el universo mediático y twitero ya navegaba entre proyecciones e interpretaciones diversas en base al fallido anuncio del ministro Luis Caputo desde la mañana del mismo día jueves.
Che Cristina…
— Javier Milei (@JMilei) March 27, 2025
Sacá del medio.
Fin. https://t.co/mNcO38zneq
En pocas palabras, los fundamentals que ‘el mercado’ analiza, ya no son ni el resultado fiscal, que ya se asume equilibrado, ni la recuperación tardía del nivel de actividad. El mercado dejó de creer en el programa económico por el deterioro de la matriz cambiaria.
Pese al encomiable esfuerzo del presidente y su ministro de economía por negar el atraso cambiario, y propinar burlas o insultos a todo aquel que se atreva a señalarlo, la idea de que una modificación fuerte en el esquema cambiario será impuesta por el FMI o por las fuerzas del mercado, es cada vez más una certeza que un rumor.
La dinámica de deterioro acelerado que experimentan las reservas del Banco Central es desesperante. Dos de los economistas más respetados en la city y cercanos en términos ideológicos al gobierno, lo expresaron en términos dramáticos esta semana.
Hay que ser ciego para no ver este desequilibrio. No se entiende adonde quieren llegar con esta política económica. https://t.co/sTqGyokLUP
— Carlos Rodriguez (@carod2015) March 26, 2025
“El Banco Central no puede continuar vendiendo dólares que no son de él”, sentenció Carlos Melconian. “Hay que ser ciego para no ver este desequilibrio. No se entiende adonde quieren llegar con esta política económica” twiteó por su parte Carlos Rodríguez, en referencia a los datos oficiales de turismo, que muestran una caída del 25% en el turismo receptivo y un incremento del 73,7% en la salida de turistas argentinos, durante enero y febrero de 2025.
El gráfico adjunto muestra los datos de Reservas Internacionales Brutas (RIB) y Netas (RIN) del Banco Central, para el último día de cada mes. Allí queda en evidencia un dato revelador: pese a haber realizado compras netas de divisas por u$s 22.997 millones desde que inició la gestión Milei, las RIB se ubican por debajo del nivel que tenían en diciembre de 2023.

Pero la señal más alarmante que advierte el mercado es la velocidad a la que se ha dado el deterioro de las reservas en los últimos tres meses. En efecto, el día 3 de enero de 2025 los registros oficiales del Banco Central señalaban reservas brutas por u$s 32.774 millones. Al cierre del último jueves, la marca era de u$s 26.222 millones. La traducción es elocuente: el Banco Central perdió u$s 6.552 millones desde enero.
No aclares que oscurece
El aparato de comunicación oficial se encargó esta semana de señalar dos mojones en la agenda. Uno el martes, cuando el Board del FMI escuchó del staff técnico del organismo acerca del borrador del acuerdo con Argentina. Otro el día jueves, cuando la portavoz del Fondo, Julie Kozack, daría su conferencia de prensa habitual, y se decía, brindaría públicamente detalles del acuerdo.

Todo cambió en la mañana del jueves. A sabiendas de que Kozack no daría detalle alguno en público, el ministro Luis Caputo buscó “primerear” la conferencia de prensa del Fondo, y habló más temprano “confirmando” que el monto del acuerdo asciende a u$s 20.000 millones.
Si la intención del ministro era ofrecer certezas al mercado, el resultado fue diametralmente opuesto. Las palabras de Caputo no hicieron más que profundizar la confusión, con una duda central: los u$s 20.000 millones a los que refirió el ministro ¿son de libre disponibilidad?
La duda surgió cuando el ministro señaló que la firma del acuerdo permitiría llevar las reservas brutas a un nivel cercano a los u$s 50.000 millones. Para que ello suceda, el Fondo debiera desembolsar u$s 20.000 millones en lo inmediato de una sola vez. En solo dos horas, Kozack lo desdijo asegurando que el monto será determinado por el Board y que los desembolsos se realizarán “por etapas”.
La desesperación del gobierno por mostrar avances con el FMI no radica en la escasez de dólares, sino en la escasez de tiempo, por la velocidad a la que caen las reservas: la suma que el FMI enviaría en el primer desembolso equivale a las reservas que perdió el BCRA desde enero.
Lo que quedó en evidencia, es que Caputo desconoce los detalles del acuerdo, o mintió buscando torcer las expectativas del mercado al menos por un rato. Aún así, quedó instalado el interrogante respecto a la composición del monto.
El Decreto 179/25 expresa en su Artículo 1° que los desembolsos del nuevo Acuerdo de Facilidades Extendidas (EFF), se utilizarán para cancelar los vencimientos vigentes con el organismo y para rescatar la Letra Intransferible del Tesoro en poder del Banco Central.
Dicho de otra forma, el FMI le facilitaría a la Argentina los dólares necesarios para pagarle al FMI los vencimientos de capital e intereses ya pautados en 2018 y 2022. Ese dinero consiste en un paso de manos contable, que no engrosa las reservas del Banco Central. Solo la porción destinada a cancelar la Letra Intransferible del Tesoro serviría para engrosar las reservas, y podría considerarse de “libre disponibilidad”.

Una estimación dada a conocer por el grupo AdCap, puso el punto en claro con montos y plazos. El cronograma de vencimientos ya comprometido con el Fondo implica que si el acuerdo total finalmente se firma por u$s 20.000 millones, los desembolsos de libre disponibilidad serían de u$s 6.000 millones como máximo.
Suponiendo que el Fondo accediera a enviar todo ese dinero en el mes de abril, el monto luce pequeño: equivale a las reservas que el Banco Central perdió desde enero. En pocas palabras, la desesperación del gobierno por mostrar avances con el FMI no radica en la escasez de dólares, sino en la escasez de tiempo.
En el organismo en tanto, insisten en la flotación cambiaria como prenda de cambio. No están dispuestos a la aventura de financiar con dólares baratos la campaña electoral del oficialismo. Solo un llamado del teléfono rojo del Donald Trump podría torcer esa decisión.
La definición más básica de ‘confianza’ dice que se trata de la ‘esperanza firme que se tiene en alguien o algo’. En términos sociológicos, el concepto refiere a ‘la creencia en que una persona o grupo será capaz y deseará actuar de manera adecuada ante determinada situación o pensamientos’.
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