El mejor momento del Gobierno (¿Y de la gente?)

El pedido de la fiscalía de 12 años e inhabilitación de por vida a los cargos públicos contra Cristina Fernández de Kirchner, encolumnó al Frente de Todos en defensa de la vicepresidenta.

Para Alberto Fernández, esta es una oportunidad para gestionar la crisis económica sin que la sociedad tenga los ojos puestos en los problemas que hoy está acarreando su desmanejo.

Contra todo pronóstico, el Gobierno está unido. La militancia, los gremios, las organizaciones sociales, el partido Justicialista y hasta el mismo presidente se amalgamaron bajo el lema: “No se metan con Cristina”.

Mientras tanto, el ajuste sobre Educación, Salud y Servicios Sociales se profundiza. El ministro Sergio Massa avanza con un plan económico ortodoxo que ni siquiera se animó a aplicar durante su gobierno Juntos por el Cambio.

El kirchnerismo se tuvo que tragar varios sapos en estas últimas semanas: economistas de derecha en el gabinete, abrazo al acuerdo con el FMI, ajuste de tarifas por encima de lo anunciado, investigación sobre los planes sociales y fuertes recortes presupuestarios para lograr un superávit compatible con las exigencias del mercado. En este entorno, la militancia nacional y popular sigue cantando masivamente: “No se metan con Cristina”.

Argentina es muy especial. Pareciera que a nadie le importa una inflación acelerándose por encima del 100%, nivel de pobreza en magnitudes críticas, inversiones para reactivar la economía que no llegan, sueldos pulverizados y aumento del trabajo precarizado. Todos indicadores muy importantes para resolver los problemas que acarrea el país y afectan a su gente.

Pero hoy el Gobierno, con tal de ganar tiempo para el año electoral que se avecina, cambió sus prioridades y saltar todos juntos para que “no se metan con Cristina” pasó a estar al tope de la agenda oficial. Penoso.