La transformación organizacional de nuestra época
El impacto de los cambios acelerados de la época, deja a la vista la necesidad de adaptarse proactivamente. Existen al menos cuatro prácticas esenciales para alcanzar el objetivo.
Por Marcelo Padovani

Los líderes de hoy no están ante una época de cambio, sino que se enfrentan un cambio de época.
La recurrente frase que se acostumbre decir respecto a que el cambio era y es lo permanente, se materializa con una profundidad y urgencia que nadie parecía predecir.
Por otro lado, a la vista de los impactos en la mayoría de las empresas, da la sensación que si bien muchos lo decían, pocos estaban trabajando en la dirección adecuada. Ello ha provocado o acelerado un proceso estructural y profundo para el cual muchas empresas u organizaciones con fines de lucro no estaban preparadas: la transformación organizacional.
Considerando los ejemplos que tenemos a la vista en Argentina y en el mundo, es posible apreciar que más allá de las industrias y de los modelos de negocios, existen prácticas de gestión que permiten a las organizaciones enfocarse y alcanzar de manera metódica y ordenada sus objetivos.
En los últimos años muchos neologismos se han inventado y gran cantidad de trabajos teóricos se han desarrollado.
Sin embargo, en el proceso de transformación (o evolución) organizacional, lo que es realmente relevante es tener un sólido, disciplinado y resiliente dominio de elementos fundamentales del negocio.
Demasiado rápido y fácilmente, las organizaciones tienden a olvidar lo básico y se concentran en la moda.
Hay cuatro prácticas de gestión que tienen un impacto significativo en el éxito o fracaso de cualquier empresa.
También es común ver como equipos directivos se desenfocan de los objetivos estratégicos, buscando una máxima concentración en solo una práctica de gestión.
Jeff Bezos, el creador de Amazon, repetía como un mantra 2 frases:
• “Obsesión compulsiva por mejorar de forma continua la experiencia de los clientes”.
• “Enfocarse mas en lo que ‘no va a cambiar’ que en los ‘potenciales cambios’”.
En esa misma línea, me atrevo a decir que para reducir los errores más comunes, quienes llevan adelante una organización deberían enfocarse en un formato de gestión basado en la experiencia, el cual se compone de 4 elementos claves.
Para simplificar, lo llamo el modelo de las “4E” (aunque se basa en un modelo de Gestion integral y complementario).
Se trata de un modelo de gestión integral, que entre otras cosas implica enfocarse de manera continua y estricta en cuatro prácticas de gestión que tienen un impacto significativo en el éxito o fracaso de cualquier empresa.
Estas 4 practicas son:
• Estrategia
• Estructura
• Evolución Cultural
• Ejecución
Estrategia
Para poder garantizar un resultado de largo plazo, la estrategia debe ser claramente enunciada y enfocada.
No obstante, un aspecto primordial, es que la estrategia elegida sea respetada y mantenida en el tiempo ya que debe servir como filtro de las decisiones de más alto nivel que se toman en la organización.
Estructura
La clave del éxito es la construcción de una organización que sea horizontal (ganar flexibilidad, agilidad y velocidad es crítico en la toma de decisiones tácticas que dan soporte firme a las decisiones estratégicas definidas). No hay modelos únicos ni superiores (puede ser un formato tradicional, un formato mas celular o hasta un sistema de “burbujas”). La clave es asegurar que el formato estructural asegure agilidad en la toma de decisiones de cara a los clientes.
En el proceso de transformación es relevante un sólido, disciplinado y resiliente dominio de elementos fundamentales del negocio.
Evolución Cultural
El “cambio o transformación cultural” se asemeja más a un viaje que un objetivo en sí mismo. El secreto es poder desarrollar y sostener una cultura de desempeño y alta performance como valor primordial de la organización, que permita evolucionar (amalgamar lo mas productivo de la cultura existente con la deseada).
Ejecución
No existe una estrategia organizacional que logre tener sentido sin una ejecución operacional disciplinada, de excelencia y orientada a los consumidores/clientes.
La llave del éxito de este proceso consiste en sostener estos cuatro elementos más allá de las modas y de las fluctuaciones de los mercados. Por supuesto, esto no significa no ajustar el rumbo en casos de impacto extremo como ha sido la pandemia (pero eso es un amplio tema para otra columna).
Por Marcelo Padovani
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