Restaurar mallines con redistribución del agua de escurrimiento
Mediante diques de tierra compactada y regueras laterales se recupera la capacidad hídrica natural. La técnica es esencial en medio de la crisis hídrica por la que atraviesa la región.
Por Ing. Agr. Federico Boggio (HALKIS Consultores Agropecuarios)

En la Patagonia, los mallines o vegas son fuente de agua y forraje, por lo cual están bajo una elevada presión por el uso ganadero.
La conjunción de suelo desnudo, asociado a lluvias y escurrimiento, redunda en la profundización de las líneas de drenaje de estos ambientes. Se produce, entonces, un cambio de las condiciones del flujo del agua, con la profundización de la capa freática que nutre a las raíces de las plantas. Los humedales se han transformado de a poco, en estepas de muy baja producción.
Pese a ello, existen buenos antecedentes en restauración de mallines mediante la captación del flujo superficial de agua en todas las provincias patagónicas.
Uno de los precursores en esta línea de trabajo fue el ingeniero agrónomo Ricardo Martínez quien desarrolló la técnica de restauración con el esquema “espina de pescado”. En Río Negro, la Ley Nacional para la Recuperación de la Actividad Ovina promovió este enfoque, con financiamiento de obras, equipos y maquinarias. En Neuquén, el Centro PyME ADeNeu también ha promovido la restauración de mallines.
Desde HALKIS participamos, en asociación con prestadores de servicios de maquinarias, en numerosa cantidad de establecimientos ganaderos en Neuquén, Río Negro y Chubut.
El mayor contenido de humedad promueve el crecimiento de la vegetación de mallín, genera cobertura vegetal del suelo y produce forraje.
Son dos los componentes del sistema de riego naturalizado desarrollado: la creación de un dique de captación del flujo de agua concentrado en el fondo del surco o cárcava; y el uso de las curvas de nivel del terreno como elemento simultáneo de conducción y aplicación del riego.
La construcción de diques de tierra compactada y regueras laterales por curva de nivel modifican la energía del escurrimiento, distribuyendo el agua en toda la superficie y elevando el nivel de la capa freática. Ello restablece las condiciones hídricas naturales del mallín. A partir de una disposición en “espina de pescado”, las regueras distribuyen el agua en todo el sector intervenido.
Los diques se construyen con tierra compactada mediante el uso de una pala cargadora frontal. El material utilizado se extrae del borde de la cárcava. De cada dique nacen dos regueras, una hacia cada lado, que derivan el agua hacia los bordes del mallín. Las regueras, de sección trapezoidal, son trazadas en curva de nivel, sin pendiente, y construidas con un apero zanjeador de reja traccionado por un tractor.

La relación de longitud por unidad de superficie es variable en función de las condiciones del terreno, rondando los 200 a 400 metros lineales de reguera por cada hectárea. La función de las regueras es distribuir el agua excedente de los diques hacia ambos bordes del mallín, a fin de regar mediante infiltración y desborde durante todo su recorrido.
La obra de restauración logra, además de los beneficios productivos, reconstruir el ecosistema natural del mallín, promoviendo la diversidad de flora y fauna natural. Mejora, también, la regulación de los escurrimientos, al quitar régimen de torrencialidad a las cuencas degradadas, amortiguar las crecientes debido a la retención estacional de agua, y por los mayores caudales erogados hacia el verano.
Cuando se producen las crecidas invernales que superan la capacidad de conducción e infiltración de las regueras de cada dique, el exceso de agua escapa por desborde, para luego volver de forma dispersa por la pendiente natural del terreno a la cárcava original aguas abajo. Este exceso es interceptado por el embalse del siguiente dique y redistribuido por sus propias regueras.

La redistribución del agua con los caudales excedentes del invierno permite el riego del mallín con obras de restauración. El agua aplicada mediante este riego naturalizado promueve que el suelo almacene toda la humedad posible según sus condiciones originales previa al deterioro. Este mayor contenido de humedad resultante al inicio de la estación primaveral promueve el crecimiento de la vegetación de mallín, genera cobertura vegetal del suelo y produce forraje.
El tiempo durante la cual se mantienen estas condiciones depende de las condiciones propias de cada mallín y de su cuenca de aporte hídrico. Un mallín sano posee conductividad horizontal de agua en el suelo, que puede apreciarse ya avanzada la temporada estival en áreas aguas abajo, con respecto a un situación de mallín degradado sin obras.
La sistematización de una amplia cantidad de experiencias permitió generar una Guía para la Restauración de Mallines mediante obras de redistribución del agua de escurrimiento, editada por el INTA EEA Bariloche, la Facultad de Cirncias Agrarias de la UNCo y el Centro PyME Adeneu. El método contempla la evaluación a nivel de cuenca hídrica y facilita el encuadre normativo de tipo de intervenciones.
Dato
- 400 Mts
- Los metros lineales de reguera por cada hectárea, la relación de longitud por unidad de superficie.
Por Ing. Agr. Federico Boggio (HALKIS Consultores Agropecuarios)
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