El intento de magnicidio de la vicepresidenta centra el debate político mientras la justicia busca avanzar. Pero la búsqueda de consensos institucionales contra la violencia política ha vuelto a tropezar con el oportunismo y actitudes mezquinas. No habían pasado ni 24 horas de este gravísimo hecho cuando el episodio comenzó a entrar dentro de la desgraciada lógica de la “grieta”. Desde el grueso de la oposición se repudió el ataque, aunque no faltaron quienes lo pusieron en duda o encuadrar