El desafío de abandonar la confrontación en la política

Ariel Rivero *


El lenguaje político no puede reducirse a 280 caracteres de Twitter.Debe primar en nosotros nuestros valores del bien común, unidad, solidaridad y comprensión


Vivimos tiempos muy complicados, de los más difíciles que me ha tocado atravesar en mi vida política, y pareciera ser que muchos no han comprendido o no han reflexionado sobre el momento y las acciones que la hora impone.

Principalmente me refiero a quienes representamos a la dirigencia política. Siento que muchos no han comprendido lo difícil de la situación, no solo por la existencia de la pandemia, sino porque las discusiones y los debates de la sociedad se han exacerbado de manera “inquietante”, y debe ser la clase política la que primero debe tomar cartas en el asunto, asumir el rol que le corresponde de canalizador, tranquilizador y no ocuparse de profundizar los desencuentros.

Siento que muchos no se han adecuado a los avances tecnológicos de la información y la comunicación que, evidentemente, se han modificado, y por el contrario los utilizan con la pretensión de lograr beneficios políticos personales o partidarios sin medir las consecuencias.

El lenguaje político no puede reducirse a 280 caracteres de Twitter.

Debe primar en nosotros nuestros valores del bien común, unidad, solidaridad, comprensión, y para quienes abrazamos la causa peronista consolidar una patria socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana.

No podemos estar ajenos a lo que nos está pasando. No podemos naturalizar el grave problema sanitario, ni mucho menos hacer de ello una disputa política.

Vivo en un pueblo de no más de 9.000 habitantes, y los muertos y los enfermos son mi familia, mis amigos, los amigos de mis amigos, mis vecinos, a los que cruzaba todos los días en la calle. Es mi obligación desde la política, pero sobre todo desde lo humanitario, hacer todo lo necesario y más para frenar este horrible proceso.

Y esto es imperioso que se replique en todo el país y que cada uno asuma el rol que le toca, siempre priorizando la salud física y mental de nuestra gente.

Es imprescindible unirse, evitar confrontaciones innecesarias, consensuar y no propiciar desencuentros y, mucho menos, exacerbar los ánimos de la sociedad que atraviesa estos momentos de tanta sensibilidad y dolor.

Los dirigentes debemos tener la capacidad de sumarnos a los nuevos desafíos con responsabilidad, con cordura y anteponiendo a cualquier otra cuestión la salud y el bienestar de la sociedad.

Como todos, deseo fervientemente que podamos superar cuanto antes esta pandemia y estar preparados para lo que se viene, que seguramente no será igual a lo anterior.

Todo nos debe dejar una enseñanza y este tiempo no será la excepción: que nos sirva para ser mejores y rápidamente poder encarar ese imprescindible camino que debe comenzar a recorrer nuestra Argentina, que es el del trabajo genuino, el desarrollo y el bienestar de nuestra gente.

* Presidente del Concejo Municipal de Campo Grande


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