¿El fin del antropoceno?


Es posible que la contribución del contenido de CO2 en los cambios del clima sea menor a la atribuida por la opinión de la mayoría de la comunidad científica y política.


En el año 1814, Joseph von Fraunhofer descubrió, descomponiendo con un prisma la luz que llega desde el sol, que el espectro se interrumpe por líneas oscuras. Estas líneas corresponden a la absorción de energía en frecuencias específicas que dependen de la estructura atómica y permiten inferir la composición química de la atmósfera del sol y de otros cuerpos celestes.

El efecto del CO2

Svante Arrhenius, extraordinario científico sueco ganador del premio Nobel por sus investigaciones en química, publicó en 1896 una primera relación cuantitativa entre la concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera y la temperatura y el clima de la Tierra.

Su trabajo es una conmovedora demostración de los logros alcanzables por la inteligencia y el ingenio humanos.

Procurando estimar la absorción de la radiación que emite la Tierra y sin poder medirla directamente, usó mediciones de la energía recibida desde la luna llena. La atmósfera terrestre es ampliamente transparente excepto para bandas opacas por vapor de agua y por CO2, no obstante su pequeña concentración.

Estas bandas de CO2 y de vapor de agua se ubican en rangos de baja frecuencia, e implican que la atmósfera es más transparente para la energía solar que ingresa que para la radiación infrarroja que emite la Tierra.

(Ver figura 1)

La idea del calentamiento por absorción selectiva plantea el desequilibrio que ocurriría si cambia la cantidad de CO2 en la atmósfera.

Para estimar las consecuencias de la variación de contenido de CO2 utilizó mediciones en varios ángulos. Por ejemplo, si la elevación de la luna es de 30º, la luz deberá atravesar la doble cantidad de atmósfera que si se encuentra en el cenit, lo que equivaldría a duplicar la concentración de C02.

En sus conclusiones, indica que la temperatura de la superficie de la Tierra variaría con el logaritmo de la concentración de CO2. Esto implica que el efecto de incrementar la concentración es cada vez menor.

(Ver figura 2)

Los cálculos de Arrhenius fueron olvidados por largo tiempo, porque la temperatura se mantuvo especialmente baja en ese período, que se conoció como la pequeña edad del hielo, y los científicos estaban más bien preocupados por una próxima glaciación.

La actividad humana ha elevado desde 0,000278 a 0,000418 (la tercera parte del contenido actual) la concentración de CO2 en la atmósfera. Como consecuencia, según lo indicado en la Figura nº3 la temperatura podría haberse incrementado 0,75 ºC por el uso de combustibles fósiles.

Las variaciones naturales

Arrhenius también sugirió la posibilidad de que los cambios geológicos del clima estuvieran causados por cambios en el contenido de CO2 en la atmósfera.

Esta conclusión se mostró que es equivocada en estudios recientes. El análisis de las columnas de hielo en la Antártida y en Groenlandia permite reconstruir el clima en el pasado.

Mientras que el contenido de CO2 se incrementa, presumiblemente liberándose de los océanos, con incrementos de temperatura, cuando la temperatura desciende, no decrece instantáneamente el contenido de CO2.

(Ver figura 3)

Estas mediciones refuerzan la hipótesis de que los ciclos de glaciaciones y períodos interglaciares dependen de factores astronómicos, como la actividad solar o los cambios en la órbita terrestre, descriptos en los ciclos de Milankovich.

Conclusiones

Es posible que la contribución del contenido de CO2 en los cambios del clima sea menor a la atribuida por la opinión de la mayoría de la comunidad científica y política.

La realidad indica que los modelos han sobreestimado los incrementos de temperatura y del nivel del mar, que han permanecido hasta ahora sin variaciones significativas. Los escenarios catastróficos de los activistas climáticos no han ocurrido.

Teniendo en cuenta la importancia primordial del cuidado del ambiente, del entorno y de las especies con las que coexistimos, es importante que las decisiones se basen en datos y modelos racionales.

Cabe también optar entre esperar que la matriz energética se reemplace espontáneamente por tecnologías más eficientes o, si fuera necesario y urgente, acelerarla con intervención estatal financiándola con impuestos y cambio de estilo de vida de los ciudadanos.

Notas

1. Svante Arrhenius. On the Influence of Carbonic Acid in the Air upon the Temperature of the Ground. Philosophical Magazine and Journal of Science Series 5, Volume 41, April 1896, pages 237-276.

2. Petit JR, Jouzel J, Raynaud D, Barkov NI, Barnola J-M, Basile I, et al. Climate and atmospheric history of the past 420,000 years from the Vostok ice core, Antarctica. Nature. 1999;399(6735):429-36.

3. http://clivebest.com/blog


Certificado según norma CWA 17493
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Certificado según norma CWA 17493 <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios