El gobierno y su culto al secretismo
No hay dudas sobre el sentido positivo de una bicisenda en una ciudad como Roca, que tiene desde hace años serios problemas de organización del tránsito.
No hay dudas tampoco sobre el impacto favorable, si esa bicisenda forma parte de un proyecto más amplio, con el objetivo de conectar distintos puntos del centro y los barrios a través de espacios exclusivos para ciclistas.
Lo extraño del caso roquense es que la bicisenda apareció ante los ojos de sus vecinos sin mediar ninguna explicación detallada de las autoridades municipales, abriendo paso a las especulaciones, críticas y malentendidos.
Las medidas con este nivel de incidencia generalmente requieren de una conferencia de prensa o exposición pública de los responsables del gobierno, para brindar detalles y responder de la primera a la última duda sobre la iniciativa, reduciendo así el margen de prejuicio y de interpretaciones erróneas.
No es una práctica habitual para la gestión municipal actual y no lo fue tampoco para la anterior, que siempre midió su exposición a partir del grado de afinidad o rechazo a los periodistas, sin advertir que en su cerrazón no estaba castigando o premiando a trabajadores de prensa, sino que principalmente se estaba alejando de los roquenses que se informan a través de esos medios.
Esa selección cuidada de micrófonos para conversar también afecta el derecho de muchos vecinos a recibir información de interés público.
El nivel de audiencia tampoco puede ser el factor determinante para aceptar entrevistas. Tenga uno, diez, 100 o 1.000 personas del otro lado, el derecho de cada uno de esos roquenses a conocer de primera mano el por qué de las decisiones gubernamentales es el mismo. Y nada mejor que las conferencias de prensa para igualar a todos los medios y audiencias en el mano a mano con los funcionarios públicos.
Hay que advertir que el contexto no es auspicioso para esperar ese paso adelante.
El gobierno ni siquiera anticipa a los concejales sobre las modificaciones en millonarias partidas presupuestarias, por lo tanto, difícilmente pondrá entre sus prioridades un cambio en su estrategia para comunicar sus decisiones.
La presencia de un referente opositor en el Tribunal de Cuentas -algo que no ocurrió en las gestiones anteriores- fue la que permitió conocer que las reservas destinadas a obligaciones con el personal municipal habían sido afectadas para afrontar gastos originados por la Fiesta de la Manzana.
Nuevamente, si no es ilegal, si no hay riesgo para la salud financiera del municipio, si los recursos tienen como destino el evento que todos los años es disfrutado por decenas de miles de roquenses ¿por qué se eligió el camino del secretismo?
La campaña para las elecciones locales del 2019 tuvo a la “apertura” como eje principal para el oficialismo. La distancia entre el intendente saliente y las entidades intermedias, las instituciones y otros actores sociales fue vista como un riesgo y las promesas fueron en el sentido de una reconstrucción de lazos.
Dos años después, el rechazo a las preguntas y la entrega en cuentagotas de información pública muestran más la espalda que los ojos del gobierno cada vez que decide avanzar.
No hay dudas sobre el sentido positivo de una bicisenda en una ciudad como Roca, que tiene desde hace años serios problemas de organización del tránsito.
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