Ellos, los representantes
Escuchar a los diputados nacionales, en su primer momento de compromiso, prestar juramento, es revivir la biblia junto al calefón y verla herida por un sable sin remaches, cual papel higiénico de esos tiempos, augurando que este presente volverá a vivirse en el cambalache que supimos conseguir. Para definirlo mejor: que supieron conseguir.
En un país, de cuya pobreza son los máximos responsables, buscan sus 15 minutos de fama.
Y encuentran en el pensamiento del pueblo sus 15 minutos de vulgaridad y oscuridad.
En un país que 13 de cada 20 niños son pobres, 65%, gozarán de sus dietas que bien los engordan.
Cuánta pobreza tienen ellos que es peor que la del estómago, pero con la suerte que no mata, al contrario, provee más comida, bienes y una vida de progreso material, mientras sus electores se debaten entre el pan dulce y el plato de sopa en esta Navidad.
Harto ya de estar harto condeno desde lo más íntimo de mi ser la manera que eligen para que siga el baile, en el cual ellos son Alberto Castillo, la orquesta y los danzantes.
Un juramento no es un discurso de barricada para que me aplaudan los que piensan como yo, es un acercamiento con el pueblo que piensa también de otra manera y que posee la ingenuidad de creerlo un acto de compromiso de nuestros gobernantes hacia nosotros.
Jurar por erradicar al FMI, hacerlo en lenguaje inclusivo y rememorando las centenarias huelgas de la Patagonia, hablar de rebelión de los oprimidos, pedir cultivadores de marihuana, por los 30.000 desaparecidos o por las víctimas del terrorismo, es todo pensar el país en pasado y quedarse allí, es demostrar que no hay ideas para forjar un futuro.
Casi simultáneamente la UCR en un momento de victoria en vez de recordar aquellas palabras del Dr. Ricardo Balbín en el funeral de Perón: “Esta ambición nacional del encuentro definitivo que nos ponga a todos en la tarea desinteresada de servir la causa común de los argentinos”, ¿discuten por la causa de quién manda ahora?
Y el Ministro de Justicia se reúne con los integrantes de la Corte Suprema para “expresar preocupación por la gravedad institucional a la que llegó la justicia argentina en los últimos cinco años”, metiendo presión sobre otro poder, y alejando cada día más la República y la autonomía e independencia del Poder Judicial.
Diputados juren, no por la lealtad a sus creencias, que hasta pueden ser erróneas, juren por la lealtad a éste pueblo que cada día les cree menos a ustedes y a todos los políticos. Res non verba.
Jorge A. Vuano
DNI 11.441.432
Roca
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