“Hamnet” o el dolor de la familia Shakespeare por la muerte de un hijo

Publicada por Libros del Asteroide, la novela de Maggie O'Farrell narra los hechos alrededor de la muerte del hijo de William Shakespeare, que falleció a los 11 años. Pero la verdadera protagonista es Agnes, la mujer del escritor. Un libro maravilloso.

Me muero (…) vive tú; (…) reserva con dolor tu aliento para contar mi historia .
Hamlet, Acto V, escena III

Detrás de aquello que se respira en una de las obras literarias más famosas del mundo, está el aire familiar, el más sencillo y dramático de los aires familiares. Esa es la materia prima que modeló la periodista y escritora británica Maggie O’ Farrell para escribir “Hamnet” (así, con n en lugar de la l porque allá por el 1500 ambos nombres eran intercambiables). Con algo de realidad y bastante de ficción, la autora recrea el tristísimo suceso que inspiró Hamlet.
Pero a no engañarse: esta no es una biografía de Shakespeare. Y tampoco es la trastienda de Hamlet. Esta es la historia alrededor de Hamnet, el hijo de Shakespeare que murió a los 11 años, víctima seguramente de la peste negra.


“Cuando estaba en la Universidad y estudiaba literatura, leí un montón de biografías y críticas sobre Shakespeare, lógicamente. Y lo que me llamó la atención fue que la existencia de su hijo se pasa por alto. En esas biografías de 500 páginas tenía suerte si encontraba dos referencias a Hamnet: su fecha de nacimiento y su muerte. Y su muerte siempre iba seguida de algunos párrafos sobre la muerte infantil en la época isabelina que, por supuesto, fue muy alta”, explicó O’ Farrell en una entrevista. “Siempre me pareció terrible asumir que la muerte de este niño no había tenido un impacto demasiado grande en esta familia, ni para el propio Shakespeare”.


Lo que hace Maggie O’ Farrell, en este bellísimo libro, elegido el mejor del año 2020 por The New York Times, es contar, sin decir ni una sola vez Shakespeare, la vida de esa familia, antes y después de la muerte del hijo. Porque el escritor no es el núcleo de esta historia. El foco es Hamnet. Pero aún más que el niño, el verdadero centro alrededor del que se mueve la historia es Agnes, la madre de Hamnet, la mujer de la que se enamoró Shakespeare. Y aunque, se sabe, ella se llamaba Anne Hathaway (como la actriz), en el testamento, su padre, la llamó Agnes y O’Farrell prefirió este nombre.


O’ Farrel le atribuye a Agnes, ocho años mayor que Shakespeare, una personalidad un tanto arisca, semisalvaje, pero sobre todo, le otorga capacidades extrasensoriales (le basta tocar las manos de las personas para saber qué les va a ocurrir, qué tienen, qué les pasa), conocimientos de plantas medicinales, todos heredados de su madre, que era como ella y que murió joven. Agnes es, en este relato una figura poderosa, casi élfica.


La primera parte del libro transcurre sobre dos andariveles: el momento en que William y Agnes se conocen y forman una familia, y el de la inminencia de la muerte de Hamnet. Toda esta primera parte es un delicado juego de puertas que se abren al presente de Hamnet, a su hermana gemela Judith, y a su otra hermana Susana, y al pasado, al momento en el que se enamoran el futuro escritor y Agnes.
El libro, más allá de que tenga bastante de ficción, es una preciosa recreación de las costumbres, de la cotidianidad de aquella época.


Y hay además un relato excepcional, sobre el viaje de una pulga -la pulga que contagiará la peste en Londres, y que picará primero a la hermana gemela de Hamnet- desde Alejandría al pueblo de Stratford, entre cristales de Murano y grumetes y monos amaestrados. Todo ese capítulo es una pieza de relojería, con un final pavoroso. El viaje de la peste en un mundo precariamente globalizado, pero globalizado al fin, allá por 1596.


La segunda parte del libro es dolor en estado puro. Es el enorme dolor de Agnes que no entiende cómo ella, que casi todo lo veía, no vio ese oscuro presagio que se cernía sobre su familia, ni pudo plantarse frente a la muerte y dominarla. Es el dolor de Judith, la gemela que siente que le falta su otra mitad. Es el dolor de Susana, y es el dolor del padre, que pese a todo decide irse a Londres, a seguir con su compañía de teatro, a escribir, por ejemplo, “Hamlet”.


Esta segunda parte del libro es también una punzante reflexión sobre cómo cada uno transita el duelo de una manera personalísima (incluida aquí la gemela que quiere que la mamá le explique qué nombre hay para su situación: la mujer que pierde un marido es viuda, los niños que pierden padres son huérfanos, pero ella, que perdió a su gemelo, qué es), y también sobre cómo todo ese amor que unió a la pareja puede agrietarse por los distintos caminos que toma cada uno ante lo indecible.


Más sobre la autora:

Nacida en Coleraine el 27 de mayo de 1972, Maggie O’Farrell es una periodista y escritora irlandesa. Creció en Gales, Escocia, y a los ocho años sufrió una encefalitis que le hizo perder un año escolar. Esta experiencia aparece en su novela “Sigo aquí”. Escribió también “La primera mano que sostuvo la mía”, “Tiene que ser aquí”, Instrucciones para una ola de calor” y “La extraña desaparición de Esme Lennox”


Me muero (…) vive tú; (…) reserva con dolor tu aliento para contar mi historia .
Hamlet, Acto V, escena III

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