En memoria de Héctor Alegría
Ayer pasé, como tantas veces, frente a la puerta de su casa, le confieso que me sorprendió ver las ventanas cerradas. No sé por qué, a pesar de que ya estaba anoticiado de su partida esperaba ver la imagen de un hombre bajo la luz de la lámpara, entre sus libros.
Esperaba, quizás, que la realidad no hubiera cambiado, que el saludo cordial se repitiese, que a través de la puerta entreabierta me invitara a pasar: “Venga, venga que le muestro lo que encontré en el Archivo Municipal”
No, nada de eso volverá a suceder. Hoy Alegría va bien con tristeza, va bien con la idea de esa estrafalaria embarcación en la que transportó sus sueños. Hoy el Caleuche está anclado en el desierto. Adiós Don Héctor, descanse en paz.
Juan Carlos Boiocchi
DNI 7.798.078
Neuquén
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