Casi todos los gobiernos juran querer llevar a cabo reformas drásticas, pero es poco probable que lo hagan pues significaría privar a la población de lo que precisa para sobrevivir. Los tiempos que corren son propicios para quienes se especializan en asustar a los demás mortales hablándoles de desastres apocalípticos por venir a menos que se arrepientan de sus pecados y modifiquen radicalmente su conducta. Si bien hay herejes que, basándose en datos que son fácilmente verificable