¿Mirás tu caca de vez en cuando? Hay siete tipos y dan pistas sobre tu salud

Observar la forma, la consistencia y el color es muy importante para estar al tanto de tu salud intestinal.

No todas las cacas que hacemos son iguales y eso lo sabés. Sí, el tema puede ser un poco indigesto y es poco probable que esté en tu círculo de amigos, pero hay que mirarla después de unos minutos en el inodoro. Todo el mundo lo hace, o debería hacerlo.

De hecho, esta observación es muy importante para que tomes algunas precauciones si notás algo diferente y extraño en tu salud intestinal. No es de extrañar que expertos hayan creado una escala llamada Bristol Stool Chart, que describe el formato de las heces para identificar posibles problemas.

Además de la forma y la consistencia, es fundamental prestar atención al color. Un tono amarillento, por ejemplo, puede indicar dificultad para procesar las grasas o trastornos en el páncreas. Los de color blanquecino indican cambios en el hígado.

Las obstrucciones en la vesícula biliar también hacen que las heces sean de color más claro. El color negro, a su vez, alerta sobre enfermedades y cambios intestinales: es característico la presencia de sangre en el tracto digestivo y las heces suelen tener un fuerte olor.

Si hay sangre de color rojo brillante en las heces (si es rojiza), los médicos sospechan lesiones o pólipos en partes del intestino, enfermedades autoinmunes, colitis, hemorroides e incluso cáncer. También es necesario observar la presencia de moco en las heces. El tono verdoso que provoca este líquido indica infecciones virales.

¿Cuál es la frecuencia ideal?


Lo ideal es que hagas más de tres deposiciones por semana. Cuando una persona siente la barriga hinchada y pasa más de dos días sin ir al baño, es bueno tener cuidado. En ocasiones, una hidratación adecuada y una dieta equilibrada y rica en fibra pueden mejorar esa condición. Pero en otras situaciones es mejor buscar un médico.

Defecar más de una vez al día no es motivo de preocupación en sí mismo, siempre y cuando no sea una diarrea, porque entonces indicaría algun tipo de enfermedad y podría causar deshidratación.

Los diferentes tipos, según Bristol Stool Chart


Tipo 1: Son granulares o con forma de bolas pequeñas. En general, salen con gran dificultad. Indica que la persona está deshidratada y consumiendo poca fibra.

Tipo 2: alargada y granular. También indica estreñimiento y baja ingesta de agua.

Tipo 3: como una salchicha, pero con grietas. Todavía no es el formato ideal, pero indica que el individuo está sano.

Tipo 4: La forma es similar al tipo 3, pero con una textura más suave. Demuestra que el intestino está funcionando correctamente.

Tipo 5: Es blando, irregular y separado en trozos. No indica patología, pero es necesario comprobar que no se esté anticipando una diarrea. Es más común en personas que van al baño dos o tres veces al día.

Tipo 6: Las heces son pastosas. Indican la aparición de diarrea.

Tipo 7: La consistencia es líquida. La microbiota intestinal no está funcionando adecuadamente. Se recomienda beber mucho líquido para ayudar al cuerpo a recuperarse.

¿Es malo que nunca flote?


No, al contrario. Es señal de que la dieta es saludable, es decir, con un buen consumo de agua, fibra y proteínas, y un valor equilibrado de hidratos de carbono y grasas. Por otro lado, cuando una persona come muchos alimentos fritos y grasosos, las heces se vuelven más aireadas, con mucha grasa y gases, lo que hace que la caca comience a flotar.

Además, cuando las heces no se quedan en el fondo del inodoro, puede indicar algún trastorno del hígado o del páncreas. Cuando esto sucede con mucha frecuencia, es buena idea acudir al médico, para que solicite algunos exámenes e investigue si hay algún problema en estos órganos.

¿Existe la caca perfecta?


La consistencia de las heces puede tener cierta importancia siempre y cuando haya un cambio importante con respecto a lo que estás acostumbrado. Lo que se considera normal son heces firmes, enteras, pero con una consistencia más pastosa, moldeable, que se adapta al canal anal sin lastimarlo.

En términos generales podemos decir que la consistencia de las heces nos indica el tiempo que tardaron en ser evacuadas. Aquellos que tardan días en completar este proceso a veces terminan secándose más y volviéndose muy duros. En el caso de infecciones intestinales, el paso es tan rápido que no hay una correcta absorción de agua. Y tenemos diarrea…

Sin embargo, tanto las heces muy líquidas como las duras pueden estar asociadas a enfermedades infecciosas, parasitarias, inflamatorias o incluso neoplásicas (tumores). Por lo tanto, si el cambio en los hábitos intestinales es continuo, es necesario acudir al gastroenterólogo para que investigue el problema.

El tamaño, en sí, no significa nada. Normalmente la cantidad de heces varía según la cantidad de fibra ingerida. Cuanto más fibra, más materia fecal formamos y, en consecuencia, mayor cantidad de heces.

Con trocitos de comida


Se pueden encontrar trozos de comida, dependiendo del tiempo de tránsito intestinal del paciente. Generalmente indican un tránsito rápido y eventualmente una enfermedad inflamatoria. Las fibras aparecen con relativa frecuencia.

En este caso, estas fibras se refieren a cualquier carbohidrato no digerido, es decir, azúcar que no podemos descomponer y absorber. Las fibras insolubles son las responsables de la formación de la materia fecal y, dependiendo de su cantidad y de la velocidad de tránsito, estas fibras aparecen en los intestinos. Las fuentes de fibra insoluble incluyen: granos, cereales, verduras y tallos de verduras, verduras de hoja verde y pulpa de fruta.

Y no son solo seres inanimados los que pueden aparecer: algunos parásitos, dependiendo de su tamaño, pueden aparecer en las heces e incluso es posible hacer un diagnóstico con solo mirar las heces, por ejemplo, observando la presencia de tenia y ascaris lumbricoides.

Olor muy fuerte


Si es sólo el olor, no hay mucho de qué preocuparse. Pero cuando el olor es muy fuerte y además las heces son negras, entonces existe la posibilidad de sangrado digestivo. El olor depende mucho del tipo de alimentos que consumes y de las bacterias que viven en tu intestino (la llamada microbiota intestinal).

Según los expertos, las personas con una microbiota caracterizada por la producción de gas metano normalmente presentan estreñimiento intestinal y heces con poco o ningún mal olor. Aquellos con una condición más propensa a la diarrea y con microbiota productora de gas sulfuro de hidrógeno normalmente tienen heces y gases con muy mal olor.


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