Gastronómicos de Bariloche no temen a la temporada invernal
Los dirigentes del sindicato Uthgra se basan en los datos oficiales del año pasado que resaltaban “récord de visitantes y de vuelos a Bariloche”.
Pese al panorama desalentador por la grave crisis económica, los dirigentes gastronómicos son optimistas respecto de la llegada de la próxima temporada invernal.
Los datos oficiales sobre la cantidad de vuelos y el récord en turistas que viajaron el año pasado inciden en gran parte en la ilusión de los gastronómicos.
“Es un año complicado pero si nos basamos en lo que fue la última temporada, no estuvo nada mal. Si bien fue breve, hubo fines de semana largos con buen nivel de ocupación”, definió Nelson Rasini, secretario general de Uthgra Bariloche.
Mientras tanto, el gremio aguardan el comienzo de la paritaria a nivel nacional para definir la recomposición salarial para los próximos meses.
En relación a los dos tipos de temporada que describe la Uthgra, (la de invierno desde el primero de julio al 30 de septiembre y la “temporada única” del 1 de julio al 31 de enero), aseguran que ambas “tienen el turismo garantizado”.
Recalcaron que “el turismo estudiantil es el segmento seguro” que genera fuentes de trabajo para alrededor de 2.000 personas.
“Solo la firma Travel Rock tiene entre 450 y 500 trabajadores. En general, se habla de una pequeña merma en la cantidad de estudiantes prevista para este año pero lo cierto es que esto no va a alterar el funcionamiento de la temporada”, advirtieron.
También celebraron el incremento de más turismo extranjero, “de mayor poder adquisitivo”, que se ha visto beneficiado con el cambio, especialmente muchos brasileños que aprovechan el incremento de los vuelos directos a la ciudad.
Estiman que unas 6.000 personas trabajan en gastronomía y hotelería durante la temporada, además de los 2.000 trabajadores abocados al segmento estudiantil.
Sin embargo, en enero, cierran la mayoría de los hoteles estudiantiles que reabren sus puertas recién en junio.
Recién este año, explicó Rasini, algunos hoteles se mantuvieron abiertos a modo de prueba piloto, con personal mínimo para evaluar los resultados.
En relación al resto de los trabajadores, reconoció que “la cifra cae a 5.000 trabajadores al término de la temporada. Esas 3.000 personas que quedan excluidas no tienen otra salida laboral porque la situación cada vez está peor. Esta necesidad es la realidad de muchos trabajadores temporarios”, dijo Rasini.
Concluyó que “el que más paga la crisis es el trabajador. El hotelero que cierra su hotel no paga nada más. El trabajador sigue viviendo. Por eso, apelamos a que el empresariado entienda la necesidad de mejorar los salarios porque a ellos no les ha ido mal”.
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