Guardia Mitre festejó sus 157 años y sigue esperando por el puente
La localidad rionegrina apunta a obras de infraestructura y riego para potenciar la producción.
Como tantos lugares de la Patagonia, Guardia Mitre es una de las más antiguas poblaciones que siempre apuntó a la producción agropecuaria como factor de progreso. Hoy sus autoridades suman al turismo como alternativa para potenciar el lugar.
El intendente Ángel Zingoni encabezó ayer el desfile cívico criollo en la explanada de la Municipalidad local, en el acto por los 157 años de la fundación.
“La idea que tenemos es que el pueblo se incorpore al quehacer provincial, ya sea en la parte productiva, turística e industrial. Para lograrlo debemos hacer obras de infraestructura”, apuntó el jefe comunal a Río Negro.
El requerimiento son obras de asfaltado, un puente que lo vincule a la ruta 250, y la construcción de una bocatoma para regar 30.000 hectáreas improductivas en el valle guardiamitrense.
Vivimos en aislamiento y necesitamos superarlo. Somos uno de los pocos pueblos que miran hacia el río Negro”.
Ángel Zingoni, intendente de Guardia Mitre.

“Vivimos en aislamiento y necesitamos superarlo, además somos junto con Viedma y Pomona, uno de los pocos pueblos que miramos al río Negro”, explicó el intendente de una comunidad que no llega al millar de habitantes y donde el 10% vive del municipio. El presupuesto es de $ 40 millones y el 65% se va en sueldos.
El pueblo está enclavado en la margen norte del curso de agua, al oeste del departamento de Adolfo Alsina, a 80 kilómetros de Viedma y otros tantos de General Conesa. Se accede mediante una balsa, aunque por detrás del ejido urbano es atravesado por una ruta como punto intermedio.

Nació el 16 de diciembre de 1862 como fortín militar por impulso del teniente coronel Julian Murga. Hoy se sostiene con el esfuerzo de la comuna que revitalizó el camping costero. La gestión está terminando con recursos propios la obra del gimnasio municipal prometido desde 1987, cuando se anunció el traslado de la Capital Federal y la ampliación de la avenida costanera.
“Esta zona (de la costanera) algún día va a dar que hablar”, se entusiasma Zingoni. Es que una vez concluidos los trabajos, quedan sobre el sector amplios lotes de cara al río, factibles para un desarrollo inmobiliario. Las tareas implicarán la erradicación del matadero municipal, que se encuentra muy cerca del curso de agua, y debe cambiarse la zonificación urbana en el lugar.
El Plan Castello contempla la construcción de un estadio de fútbol y una defensa aluvional. Zingoni reconoce que hay obras pendientes como las cloacas y calidad del agua potable, que contiene excesivo manganeso. Destacó el trabajo de jóvenes en de programas culturales y deportivos.
Como tantos lugares de la Patagonia, Guardia Mitre es una de las más antiguas poblaciones que siempre apuntó a la producción agropecuaria como factor de progreso. Hoy sus autoridades suman al turismo como alternativa para potenciar el lugar.
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