Historia de un hit: la noche en que Ramones dijo «¡adiós amigos!»

El 6 de agosto de 1996, la banda de punk rock neoyorquina daba su último concierto. Con invitados ilustres como Lemmy Kilmister y Eddie Vedder, pusieron fin a 22 agitados años arriba y abajo del escenario.

Cuántos shows caben en 22 años? Para Ramones, exactamente 2.263. Muchos, no? Así de intensa fue la vida de esta banda de punk rock surgida de las entrañas de la parte más sucia de la Nueva York de mediados de los 70 y que lo único que quería entonces era pegar un lindo hit pop en las radios. Pero hizo bastante más que eso: le dio forma a un modo de hacer, sentir y lucir punk que caracterizó al género como contraparte del modo podrido y autodestructivo en el que lo habían transformado los Sex Pistols del otro lado del Atlántico. Ramones exportó punk rock al mundo y aquí, en esta parte del mundo, caló tan profundo su estilo y estética que hizo escuela arriba y debajo de los escenarios argentinos. Y, como no pudo ser de otra manera, el público los amó como nadie, ni siquiera en Nueva York, lo hicieron. Si esta es la patria Stone, no menos lo es la patria Ramonera.


Formada en 1974 en Forest Hills, distrito neoyorquino donde por entonces se jugaba el Abierto de tenis de Estados Unidos, Ramones se disolvió, literalmente, en el camerino del Hollywood Palace, un 6 de agosto de 1996, luego de dar el último concierto como banda. Con un Joey Ramone, su particular cantante de 1,98 metros de altura, debilitado físicamente por problemas de salud crónicos -de hecho, fallecería en 2001 a causa de un linfoma-, Ramones grabó en 1995 el que sería su último disco con un título más premonitorio: ¡Adiós amigos!. En cuatro de sus trece canciones le cedió el micrófono al joven bajista CJ Ramone, quien había reemplazado al original Dee Dee Ramone en 1989.


Parte del último show de Ramones


En 1996, con el flamante disco bajo el brazo, la banda salió de gira por última vez. El paso por Argentina fue el 16 marzo de ese año con un impresionante concierto en River. Tocaron en diversos lugares de Europa para regresar a Estados Unidos a mediados de año y despedirse en el Palace del barrio de Hollywood. La última formación ramonera compuesta por Joey, Johnny, Marky y C.J Ramone dio un explosivo show cargado de hits y con la presencia de invitados ilustres: Lemmy Kilmister, Chris Cornell, Ben Shephers, Eddie Vedder, Tim Armstrong y Lars Frederiksen de Rancid y un viejo compañero, Dee Dee.

En el camerino no hubo adioses ni palmadas en la espalda. Estábamos a lo nuestro. Había demasiado que decir y ningún motivo para intentarlo. Me pareció que terminar con un buen concierto, sólido y profesional, era algo muy Ramones».

Marky Ramone.


Una vez que la música dejó de sonar, tras 31 canciones, la banda regresó al camarín, cada uno hizo lo suyo, en silencio y casi sin mirarse, y cada cual se fue a lo suyo, en silencio y sin mirarse. ”En el camerino no hubo adioses ni palmadas en la espalda. Estábamos a lo nuestro. Había demasiado que decir y ningún motivo para intentarlo. Me pareció que terminar con un buen concierto, sólido y profesional, era algo muy Ramones. Tocar para un aforo intermedio era muy Ramones. Hacer lo que nos gustaba entre amigos sin ponernos dramáticos ni cursis era muy Ramones”, recordará, tiempo después, el baterista Marky Ramone en su autobiografía, aun cuando aquella hubiese sido la última noche.

Los últimos ramones: CJ, Johnny, Marky y Joey.

En otro libro, “En la carretera con los Ramones, del legendario road manager y asistente del grupo, Monte Melnick, Marky será más preciso sobre aquella noche: “Eso fue todo. Se había acabado. No me despedí de nadie. Quería salir de allí. Me largué, me compré un helado, volví al hotel y me puse a ver la tele”. Tras aquel show final, Ramones tuvo sobre la mesa una oferta muy millonaria para dar, ahora sí, su último concierto, pero en Sudamérica. Es decir, Argentina. Pero Joey, cansado y afectado en su salud, lo rechazó. “Si no tocamos ahora, no vuelvo a tocar nunca más”, retrucó Johnny, guitarrista fundador y enemigo íntimo del cantante.


De aquellos Ramones, hoy solo permanece en este mundo Marky, quien ingresó a la banda en 1978 en reemplazo de Tommy, el baterista original. Tres de los miembros originales, en cambio, murieron en el transcurso de ocho años: Joey en 2001, Johnny en 2004 por un cáncer de próstata; y Dee Dee en 2002, por sobredosis de heroína. Tommy murió en 2014.


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Cuántos shows caben en 22 años? Para Ramones, exactamente 2.263. Muchos, no? Así de intensa fue la vida de esta banda de punk rock surgida de las entrañas de la parte más sucia de la Nueva York de mediados de los 70 y que lo único que quería entonces era pegar un lindo hit pop en las radios. Pero hizo bastante más que eso: le dio forma a un modo de hacer, sentir y lucir punk que caracterizó al género como contraparte del modo podrido y autodestructivo en el que lo habían transformado los Sex Pistols del otro lado del Atlántico. Ramones exportó punk rock al mundo y aquí, en esta parte del mundo, caló tan profundo su estilo y estética que hizo escuela arriba y debajo de los escenarios argentinos. Y, como no pudo ser de otra manera, el público los amó como nadie, ni siquiera en Nueva York, lo hicieron. Si esta es la patria Stone, no menos lo es la patria Ramonera.

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