Juan Rulfo: vida de un escritor de la cruda realidad
“100 años con Juan Rulfo” es la serie documental realizada por Juan Carlos Pérez Rulfo, hijo del magnífico autor mexicano. En su encuentro con “Río Negro”, habló de lo que descubrió al hacer el filme, de la literatura de su padre y de por qué no es masivo.
Lo que he entendido con todo esto es que no se puede seguir solo una disciplina para tratar de entender y conocer mejor las cosas”, sostuvo el director de cine Juan Carlos Pérez Rulfo, que lleva más de 20 años investigando y reflexionando sobre la obra y la vida de su padre, el escritor Juan Rulfo (Jalisco, 1917), quien cumpliría 100 años el próximo 16 de mayo.
El trabajo del menor de los cuatro hijos del prestigioso escritor, fotógrafo y guionista mexicano fue la base sobre la que se asentó “100 años con Juan Rulfo”, serie documental de siete capítulos cuyo estreno coincide con el aniversario del nacimiento del autor de las célebres obras “Pedro Páramo” y “El llano en llamas”.
Jorge Luis Borges, Susan Sontag, Gabriel García Márquez, Günter Grass y Werner Herzog son algunos de los tantos que reconocieron la importancia de la figura de Rulfo, cuya infancia coincidió con la guerra civil que castigó a México; su padre fue asesinado en 1923 y cuatro años después murió su madre. Quedó huérfano y tiempo después dejó Jalisco para instalarse en Ciudad de México, donde empezó a publicar sus primeros textos y a trabajar como fotógrafo.
“Cuando hablamos de los 100 años de Juan Rulfo siento que es el haber encontrado un eje, una persona, que te va llevando de la mano por todos estos tiempos, una crónica del siglo pasado, de 1917 al 1986”, señaló Pérez Rulfo durante una entrevista con “Río Negro” en su oficina en la Ciudad de México.
P- ¿Cómo fueron las más de dos décadas de la investigación sobre su padre?
R- Generalmente lo que hacía era ir a la región de su familia en Jalisco. Comencé a buscar a las personas que estaban cerca de él pero todos ya habían muerto. Lo que quedaba era la gente que lo había conocido. Me di cuenta de que estaba atando dos momentos que son muy importantes para mí: uno es de dónde vengo y de dónde he aprendido, y otro es dónde estoy y para dónde vamos como nuevas generaciones.
P- ¿Por qué?
R- Pienso en el entendimiento de una raíz muy poderosa, de un país muy particular, que no conocemos. Vamos en un vuelo muy alto tratando de ver hacia dónde va todo, pero sin tener muy claras las anclas y las raíces que te explican de dónde vienes y qué es lo que ha cambiado, y si vamos mejor o peor. No se trata de decir que vamos muy mal y nada tiene sentido. Me siento muy orgulloso de tener mucha historia y haber descubierto por medio de Juan esa raíz poderosísima.
P- ¿Con qué se encontró en esa investigación?
R- En algún momento mi padre vendía llantas y se iba por el país. Hacía mapas, los primeros que se hicieron. Ahí te das cuenta que empieza a descubrir una forma de contar el viaje. Lo bonito es el camino, llegar no importa. La crónica de cómo van dándose las cosas en el camino con una foto, un texto, una experiencia. Mi padre tuvo una gran sed por conocer más de este país a través del oficio de escribir. A veces también se volvía periodista, historiador. No se trataba solo de la crónica de los hechos sino de contarle al lector cómo se habían dado, de manera tal que te dieras cuenta de esas lecturas entre líneas de la historia, de lo que pasa finalmente con tu vida, por qué estás aquí. Cuando ves un templo colonial dices “qué hermoso, qué bonitos arcos”, ¿pero qué hay detrás?
P- ¿Qué otras cosas descubrió?
R- Que él no sabía, pero te va contando cómo va sabiendo. Las fotos son ese proceso. Antes que otra cosa, lo de él fue algo bien visual. Mí padre veía y escuchaba mucho, esa era la base de todo. Su literatura es muy visual. De ahí a que logres hacer cine con eso es otra cosa. Las imágenes que él creaba son de alguien que ve cosas, que tiene un ojo muy entrenado en la observación de la luz, en cómo contar las cosas, en las pausas para hablar, en los juegos lingüísticos; no son adjetivos, son vericuetos lingüísticos, que a veces son mexicanos y que cuando las traducen en otros lados no saben qué hacer.
P- ¿Cómo es la relación de las nuevas generaciones con Rulfo?
R- Por lo que he ido a las escuelas, los chavos (chicos) no saben quién es Juan Rulfo. Pero “Pedro Páramo” siempre ha sido un libro de texto en las escuelas. Es un libro difícil. Creo que es una lectura de dos o tres momentos en tu vida. Es bonito y empieza la discusión sobre de qué trata. Mi trabajo ha sido también entender todos los niveles y puntos de vista que te puede dar, no solamente de actualidad sino de estas figuras narrativas, de lo que te está contando, de la historia del país, de si eso era un reflejo del pasado y una perspectiva hacia el futuro…
P- Las interpretaciones de “Pedro Páramo” son múltiples.
R- Claro. Si lo ves como una cosa anecdótica, pues te pierdes. En las adaptaciones a cine intentan contar la anécdota y todo lo demás se pierde; se vuelve una cosa súper lineal, donde Juan Preciado llega a Comala a buscar a su padre y nadie le sabe decir nada porque todos están muertos. Entonces él sigue divagando y le siguen contando todo lo que pasó con su padre, hasta que llega y lo mata. Punto. Así lo hacen. Bueno, hay muchas cosas en Internet de “Pedro Páramo en dos minutos”. En fin. También dicen Rulfo es realismo mágico y no lo es.
P- Realismo mágico es García Márquez.
R- Claro, donde las cosas cobran cierta magia, las paredes hablan, los cuadros se mueven y las pinturas tienen cierta vida. En Rulfo no hay ninguna magia, es una cruda realidad. No hablan las paredes, los muertos están vivos de alguna manera. No es cierto que es realismo mágico. En México muchas comunidades indígenas hablan con sus muertos y los acompañan en todas partes. El hecho de rendirles culto en Día de Muertos no es realismo mágico, así es vivida, ¿no? Que un extranjero vea y diga “no, es que está muerto, qué miedo”, eso es algo que esa persona tiene que resolver, pero acá las cosas son distintas en ese sentido. Ese culto a la vida de otros o de otras vidas, es parte de la vida cotidiana.
P- ¿Cómo surgió hacer la serie?
R- Por esta cosa de quién es Rulfo, por el peso y el mito de este personaje misterioso que dejó de escribir y que tuvo tal vez una novela que quemó. Son siete capítulos en los que voy poniendo todas las cosas que siempre anduvieron sueltas, materiales que tienen que ver con las fotografías o historias de, por ejemplo, cómo se hizo “El llano en llamas”, que tiene que ver con mi madre; como crónica de la vida, cómo fue vivir con alguien así mientras ellos se casaban y mi padre iba a vender llantas.
P- ¿Pudo acercarse más a la complejidad de la figura de su padre?
R- La complejidad de mi padre pero también la del país, del entendimiento de esto, de qué pasa con México, qué pasa con los nuevos escritores, qué están escribiendo, para dónde va el entendimiento de las raíces mexicanas, tiene sentido o no sentido, qué está pasando ahora… Lo que he entendido con todo esto es la multidisciplinariedad de alguien para conocer las cosas. No se puede solo seguir una disciplina para tratar de entender mejor la manera de explicar este país.
P- Borges definió “Pedro Páramo” como una de las mejores novelas de la literatura. García Márquez dijo que la obra de Rulfo es tan perdurable como la de Sófocles. ¿Por qué Rulfo no llegó a ser masivo?
R- Pues tiene que ver un poco por el best seller. En el boom quien iba adelante no era Rulfo, nunca lo fue. Y todos crecieron a partir de ahí. Hablando de literatura latinoamericana los primeros nombres son siempre García Márquez, Borges, Cortázar. Tal vez Onetti, mucho después. Rulfo no está, pero los que saben de literatura es su joya, ¿no? Rulfo está un poco en ese club de los incomprendidos, tal vez por parte de toda la lengua inglesa. En Estados Unidos no se conoce, en las universidades más o menos. El otro tema es la traducción, es mucho más fácil traducir a García Márquez que a Rulfo, en algún sentido. Uno tampoco sabe si es atención o moda.
“Muchos dicen que Rulfo es realismo mágico y no lo es. En Rulfo no hay ninguna magia, es una cruda realidad”.
“Mi padre tuvo una gran sed por conocer más de este país (México) a través del oficio de escribir. A veces también se volvía periodista, historiador”,
sostiene su hijo Juan Carlos Pérez Rulfo.
El estreno de la serie documental, el 16 de mayo, coincide con el centenario del nacimiento del autor de las célebres obras “Pedro Páramo” y “El llano en llamas”.
El documental devela el mito de ese personaje misterioso que fue Juan Rulfo, que decidió dejar de escribir y tuvo tal vez una novela que quemó.
Datos
- “Muchos dicen que Rulfo es realismo mágico y no lo es. En Rulfo no hay ninguna magia, es una cruda realidad”.
- “Mi padre tuvo una gran sed por conocer más de este país (México) a través del oficio de escribir. A veces también se volvía periodista, historiador”,
- El estreno de la serie documental, el 16 de mayo, coincide con el centenario del nacimiento del autor de las célebres obras “Pedro Páramo” y “El llano en llamas”.
- El documental devela el mito de ese personaje misterioso que fue Juan Rulfo, que decidió dejar de escribir y tuvo tal vez una novela que quemó.
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