Juicio por Catalina Gutiérrez: revelaron los últimos mensajes entre Néstor Soto y la víctima

El joven oriundo de Bariloche declaró este martes y dio detalles sobre el crimen por que está acusado.

El juicio por el crimen de Catalina Gutiérrez que tiene como único imputado a Néstor Soto, el joven de Bariloche, se encamina a su finalización y tuvo este martes una de sus jornada más impactantes, con la recreación del hecho y la difusión de los últimos mensajes entre ambos.

Durante la jornada de hoy quedó expuesta la estrategia de la defensa, que busca despegar a Soto de la figura del femicidio, mientras que la fiscalía postula la idea de un crimen con agravantes.

Relejo de ello fue la frase que el propio acusado lanzó cuando, con los padres de la joven presentes, aseguró que era «un homicida, pero no un femicida».

Crimen de Catalina Gutiérrez: así fueron los últimos mensajes con Soto


Otro de los pasajes más intensos del día llegó con la revelación de los últimos mensajes que se enviaron Soto y Gutiérrez, antes de que cometiera el crimen.

Los intercambios entre ambos aquel 17 de julio de 2024 habían comenzado a las 18, con la finalidad de coordinar una juntada en el bowling. Tras ello, el amigo le pidió un cargador de celular y quedó confirmado el encuentro.

Después de 26 minutos sin cruzar mensajes, Catalina le dijo que iría a recogerlo a las 21:30. «De una pana, perfecto», respondió Soto, que en ese momento tomó un Uber para regresar a su casa, acción de la que quedó constancia en su cuenta de gmail.

La víctima le consultó más tarde: «¿Estás para estar a las 21:30?”. Casi inmediatamente sumó un nuevo mensaje, un PING, que se utiliza para que el celular de la otra persona suene.

Soto le contestó que sí estaría listo a esa hora y luego hubo otra respuesta de Catalina, en este caso un mensaje de voz, en el que le explicaba que planeaba estacionar en inmediaciones del Patio Olmos para no tener que pagar de más. Ese fue su último audio.

A las 21:27, el acusado por el crimen la llamó dos veces, pero no logró respuesta. Cinco minutos después, a las 21:32, hablaron telefónicamente.

Cuando ella llegó a la casa de su amigo de la facultad seguían en comunicación. Catalina paró su auto Renault clio frente a la vivienda de Soto, quien se acercó hasta el auto y cruzaron unas palabras. La joven entró a su casa corriendo, según la toma de una cámara, que fue su último registro con vida.

Lo más impactante vino después: tras cometer el crimen, Soto intentó fabricar una coartada. Le escribió a Catalina a las 21.58: «¿Qué onda gila?», simulando que la esperaba en el punto de encuentro. Luego, a las 22.06, envió otro mensaje diciendo que se volvía a su casa porque ella nunca apareció.

Paralelamente, se comunicó con amigos en común asegurando que Catalina había cancelado la salida.

Qué dijo Néstor Soto sobre el crimen de Catalina Gutiérrez


Este martes, al declarar ante el tribunal, Soto no negó el crimen. Entre lágrimas, pidió perdón: «Quiero pedirles disculpas de todo corazón a Catalina y a su familia. No hay día que no me arrepienta de lo que hice».

También habló sobre su vida antes del asesinato: «Mi vida era perfecta y ahora estoy en una cárcel. Extraño mi vida normal, estudiar, estar con mis amigos».

Sin embargo, el relato del acusado estuvo marcado por su insistencia en no ser considerado un femicida: «Cuando yo admití a los policías que había sido el autor del crimen, le pedí a un policía que busque a Marcelo (padre de la víctima) para que me mate«.

En un intento por evitar la condena bajo la figura de femicidio, la defensa de Soto se aferró a su historia personal. Destacó el vínculo afectivo que tenía con su madre y su abuela, asegurando que «siempre lo trataron con amor».

«No sé qué les hice. El nieto y el hijo del que estaban orgullosas, que estaba en 4to año de la facultad, hablando de amor, de golpe es un homicida», lamentó.

El fiscal Marcelo Sicardi decidió modificar la carátula del caso en los últimos días. Inicialmente, Soto estaba acusado de homicidio agravado por alevosía y violencia de género. Pero Sicardi eliminó la alevosía y agregó la figura de «criminis causa», sosteniendo que el acusado mató a Catalina para ocultar una agresión previa.


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