Inédito: un jurado popular declaró no culpable al acusado de haber cometido dos intentos de femicidio en Neuquén

El primero ocurrió en 2016 y el segundo en 2024. Para el tribunal el imputado sólo es responsable de lesiones leves, agravadas por el vínculo.

El juez de Garantías de Neuquén, Lucas Yancarelli, le explicó al jurado popular cómo debían emitir el veredicto, usando como ejemplo el alquiler de un VHS o DVD en un videoclub. Dijo que al inicio del juicio, con los alegatos de apertura, «vieron un tráiler, un adelanto de la película», en el trascurso, con la prueba, «se les exhibió toda la película» y que ahora tenían que elegir cómo termina esta historia. «Cualquier final va a estar bien», remarcó el magistrado.

Este miércoles el jurado popular declaró no culpable a Claudio Calfuqueo de dos tentativas de femicidio – una cometida el 28 de febrero de 2016 y la otra el 19 de enero de 2024- contra su expareja. Ambas ocurrieron en la casa del barrio Almafuerte II de la ciudad de Neuquén, donde vivían.

La sobreviviente realizó «más de 30 denuncias» por violencia de género en la justicia de Familia, afirmó el fiscal jefe Agustín García en su alegato de clausura. Los dos hechos son muy similares: Calfuqueo ingresó durante la madrugada a la vivienda, mientras la mujer dormía, y la agredió. La primera vez intentó asfixiarla con un cinto en el cuello y la segunda con un cuchillo, en el mismo lugar. En la última la salvó la actuación oportuna de sus vecinas, que arrojaron piedras contra el techo de chapa cuando oyeron los gritos.

Previo a los dos episodios, el hombre había sido notificado de las medidas cautelares que le impedían contactarse con la víctima, y que reiteradamente incumplía.

No hay organismo del Estado provincial que no haya intervenido: desde la Línea 148, la Oficina de Violencia del Poder Judicial, la comisaría 18 y la fiscalía. Todos conocían a la joven que reiteraba el relato: amenazas de muerte, algunas con armas de fuego, golpes. Las respuestas institucionales eran las mismas: consigna policial no permanente o prohibición de acercamiento, que variaba de 200 a 500 metros.

El día que le tocó declarar ante el jurado, la mujer sostuvo que en 2016, antes del ataque, Calfuqueo había abusado sexualmente de ella. El fiscal le preguntó por qué no lo había contado antes. Ella respondió: «Por vergüenza, porque no tenía pruebas«.

García admitió que él desconocía esa agresión, por eso no lo había acusado de ese delito. «Lo presuponíamos», agregó. Le señaló al jurado que los ataques sexuales son investigados siempre y cuando la víctima quiera. No sin su consentimiento.

Consideró que las medidas que se tomaron no pudieron prevenir lo que sucedió, pero que eso no le quitaba responsabilidad a Calfuqueo.

Sin embargo el tribunal lo declaró no culpable del hecho de 2016. En cuanto a 2024 lo condenó por el delito de lesiones leves, agravadas por el vínculo. Lo hizo en una votación muy ajustada: apenas 8 votos de los 12 jurados, el mínimo que requiere el Código Procesal Penal. El agravante lo acompañaron 11 de 12 integrantes.

La pena ahora será mucho menor de la esperada, que iba a superar los 15 años.

García alegó hoy durante dos horas. Foto Matías Subat.

«No pudo demostrar la intención de matar»


El defensor particular, Carlos Fernández, manifestó que la historia que presentó la fiscalía era «incompleta». «No pudo demostrar la intención de matar», sostuvo. Pidió que a su asistido lo declaren no culpable por el beneficio de la duda.

En su alegato final se concentró en el hecho del 2024 y cuestionó que el imputado haya entrado por la fuerza a la casa, indicó que nunca se practicó un examen de ADN sobre los dos cuchillos que encontraron en la escena, y que tampoco se hicieron estudios toxicológicos.

Mencionó que es «habitual» que los trabajadores de la industria del petróleo tengan adicción al alcohol. «No sé el porcentaje», agregó. Buscó sembrar la idea de que podía haber una causante de imputabilidad, por que Calfuqueo aseguró que tenía un consumo excesivo.

Sobre el ataque de 2016, Fernández subrayó que la fiscalía no investigó (el caso fue archivado) y que si no lograban notificar a su asistido era porque estaba trabajando en el campo «incomunicado».

Hizo hincapié en que la violencia no se podía permitir ni contra las mujeres «ni contra hombres, ni niños, ni perros».

Su teoría alternativa fue que en 2024, Calfuqueo ya estaba en la casa, y que fue la propia víctima la que lo invitó. Allí discutieron por la propiedad. Él se fue y ella se autolesionó. El defensor afirmó que él no la denunciaba cuando ella supuestamente lo agredía porque «del hombre se ríen» si lo hace, y «por orgullo».

Calfuqueo le dedicó sus últimas palabras a García. «Yo no soy el asesino que dice el fiscal», insistió. «Seré culpable de las denuncias», admitió más adelante, y dijo que «fue una pareja que discutió mucho».

Ni siquiera el reconocimiento que hizo el acusado le alcanzó al jurado, que descartó por completo la existencia de violencia de género.


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