Los números que queman en el municipio de Roca

La zozobra del año pasado se repitió en este primer trimestre. El Balance del municipio de Roca mostró números alejados de los tiempos de abundancia y de voluminosos ahorros bancarios, con un resultado final al filo del déficit.

Haber cerrado el ejercicio con saldo negativo hubiese sido un mazazo para la gestión local.

No sólo porque se rompería el ciclo superavitario que consolidaron Carlos y Martín Soria, sino porque el aura de buenos administradores que el oficialismo local construyó alrededor de sus números se desarticularía en el peor momento político.

Empezar la carrera electoral con cifras en rojo hubiese significado arrancar desde un barro muy difícil de quitar.

La pandemia, la crisis internacional, los problemas financieros del país, la inflación y la herencia de Macri no serían suficientes para quitarse el estigma de haber gastado más de lo que ingresó, una conducta que el mismo sorismo se encargó de condenar durante casi dos décadas.

De manera que esos 11,8 millones presentados como “un equilibrio muy positivo” por la intendenta bien podrían calificarse como un verdadero salvavidas político, más allá de que signifiquen apenas el 0,38% de los ingresos que tuvo el municipio durante todo el año pasado.

Ahora bien, el color verde del número final no eximirá al oficialismo local de atravesar algunos momentos incómodos en el análisis del Balance dentro del Concejo Deliberante.

En primer lugar, porque la línea divisora con el déficit está cada vez más cerca. El año pasado el Balance arrojó un superávit de 26,7 millones, que representaron un 1,4% del total de ingresos que tuvo el municipio.

Por otra parte, los números del 2021 reflejan que hubo una variación anual del gasto del 66,1%, por encima del índice inflacionario del año (50,9%) y con un ritmo también más acelerado que los ingresos por coparticipación, que crecieron en el orden del 57,17%, por tasas (45%) o por regalías (43,%), con respecto al 2020.

Desde la oposición legislativa se preparan también para analizar detenidamente un ítem del Balance: el excedente financiero de ejercicios anteriores.

Dentro de Juntos Somos Río Negro saben que alguna vez, años atrás, en el municipio se aplicó un atajo permitido por las normas contables, basado en sumar a la cuenta de ingresos los ahorros guardados en los bancos, elevando aquella cifra y disimulando cualquier situación que pudiese reflejar un gasto por encima de los recursos recibidos en el ejercicio.

Ante el rumor instalado, desde RÍO NEGRO y LA COMUNA se consultó al secretario de Hacienda, Pablo Rolo, quien negó que esos fondos formen parte del cómputo del 2021.

Sea como fuere, la mayor fragilidad financiera del municipio es visible y en esa realidad también aparece un argumento para definir la estrategia electoral del oficialismo.

Si ya parecía una buena oportunidad convocar para marzo del 2023 para evitar los efectos de un eventual traspié del peronismo a nivel provincial, mucho mejor sería para el sorismo desplegar una campaña antes de la presentación del próximo Balance.

Queda claro que los números no siempre son fríos. A veces queman y obligan a moverse rápido para evitar un incendio generalizado.


La zozobra del año pasado se repitió en este primer trimestre. El Balance del municipio de Roca mostró números alejados de los tiempos de abundancia y de voluminosos ahorros bancarios, con un resultado final al filo del déficit.

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