La ley del gallinero

“Cuando hay un río de por medio en el que todos estamos involucrados, no puede regir la ley del gallinero…”. Coco Coronel, eterno colaborador que estuvo en todas la ediciones de la Regata, elige el ejemplo del tinglado de las gallinas, donde las que se posan en la varilla más alta defecan a las que están abajo.

Tal postulado clásico, que como bien lo traza este personaje que acompaña a la travesía desde su nacimiento, no es aplicable a un recurso tan necesario como el que le da el nombre a esta provincia.

Los que conviven a diario con el río han sido testigos desdichados de su metamorfosis cada vez más oscura. Cada vez menos saludable. El Negro es hoy protagonista por albergar a la Regata histórica que año a año lo recorre, pero también por el llamado desesperado de sus entrañas al borde de la saturación.

La desdicha de la ley de gallinero, se aplica aún peor sobre la cuenca porque en este caso no se salvan ni los de la varilla superior. La comunidad lo sabe y quiere que esto se termine de una vez por todas.

Ayer en el lanzamiento de la Regata en la Isla Jordán, el gobernador Alberto Weretilneck no esquivó el tema y enumeró obras de saneamiento en ejecución. Necesarias para un primer paso, aunque insuficientes si no es la conciencia ambiental quien lo dicte. No podrá hacerlo solo. Será necesario exponer la problemática con sus pares de Neuquén ya que la cuenca es de todos y de todos deberá ser el compromiso.


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