La Peña: Las heladeras del día después de las fiestas de fin de año

Los viejos turrones de navidad en las heladeras nunca se quedan ahí para siempre porque es inevitable que aparezca un voluntario y se los coma.
Pero los turrones pagaron el pato vaya uno a saber por qué y todos se lo toman para el churrete. Porque de las fiestas siempre quedan cosas, aunque las mesas no sean tan generosas como las de antes. Es que la economía nos llevó a reemplazar, sí, a reemplazar abundancia por productos más modestos, como los panes dulces que de aquellos de un kilo pasaron a unos modestísimos de 400 gramos. Y para colmo esos mismos panes se envasan en atractivos papeles de colores, se inflan y uno cree que se lleva un pan para toda la familia y al final con suerte comen tres. Será por eso de que la Navidad tiene mucho de fantasía y los productos navideños terminan siendo una ilusión fugaz.
Los maníes con chocolate que venían en abundantes cajitas o bolsas, ahora son más envases que otra cosa.
Hasta la sidra viene en botella más chica, apenas de 700 cc.
De todos modos no era eso lo que quería decir. Sino hablar sobre los sobrantes de las cenas de fin de año. Por ejemplo los piononos, que no tienen tanto éxito y son infaltables en la mesa. Las tarteletas le compiten de igual a igual, aunque no suelen ser tan abundantes. Los sandwichs de miga siempre salvan y por supuestos los platos más elaborados, que se piensan para ese día, para el almuerzo del 25 y para la cena posterior. Uno piensa en mucho porque en realidad quiere que sobre.
Pero revisar una heladera al día siguiente implica encontrarse con la tapa de un sandwich doblada y seca, una tarteleta oxidada, con la mayonesa casi transparente y unas porciones de pionono de atún oscurecido. Tal vez una botella de cerveza sin terminar que según la tía “sirve para las comidas”.
Pero todo eso a la hora del almuerzo es motivo suficiente para una nueva juntada familiar. Todos llegarán con las manos vacías porque irán a comer las sobras.


Los viejos turrones de navidad en las heladeras nunca se quedan ahí para siempre porque es inevitable que aparezca un voluntario y se los coma.
Pero los turrones pagaron el pato vaya uno a saber por qué y todos se lo toman para el churrete. Porque de las fiestas siempre quedan cosas, aunque las mesas no sean tan generosas como las de antes. Es que la economía nos llevó a reemplazar, sí, a reemplazar abundancia por productos más modestos, como los panes dulces que de aquellos de un kilo pasaron a unos modestísimos de 400 gramos. Y para colmo esos mismos panes se envasan en atractivos papeles de colores, se inflan y uno cree que se lleva un pan para toda la familia y al final con suerte comen tres. Será por eso de que la Navidad tiene mucho de fantasía y los productos navideños terminan siendo una ilusión fugaz.
Los maníes con chocolate que venían en abundantes cajitas o bolsas, ahora son más envases que otra cosa.
Hasta la sidra viene en botella más chica, apenas de 700 cc.
De todos modos no era eso lo que quería decir. Sino hablar sobre los sobrantes de las cenas de fin de año. Por ejemplo los piononos, que no tienen tanto éxito y son infaltables en la mesa. Las tarteletas le compiten de igual a igual, aunque no suelen ser tan abundantes. Los sandwichs de miga siempre salvan y por supuestos los platos más elaborados, que se piensan para ese día, para el almuerzo del 25 y para la cena posterior. Uno piensa en mucho porque en realidad quiere que sobre.
Pero revisar una heladera al día siguiente implica encontrarse con la tapa de un sandwich doblada y seca, una tarteleta oxidada, con la mayonesa casi transparente y unas porciones de pionono de atún oscurecido. Tal vez una botella de cerveza sin terminar que según la tía “sirve para las comidas”.
Pero todo eso a la hora del almuerzo es motivo suficiente para una nueva juntada familiar. Todos llegarán con las manos vacías porque irán a comer las sobras.

Registrate gratis

Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento

Suscribite desde $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Certificado según norma CWA 17493
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Certificado según norma CWA 17493 <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios