Las manos barilochenses con el arte de decorar la cerámica
En 1948 comenzaron a modelar vajilla y adornos de cerámica. Desde entonces fabrican piezas únicas, decoradas a mano alzada según la inspiración de las artesanas.
Con delicadeza, Adela toma el pincel y, apoyando una mano sobre la otra para lograr un trazo firme, comienza a pincelar una pieza de cerámica. Esta artesana no sigue ningún modelo. La imagen del dibujo está en su cabeza.
Adelante y detrás de ella, en otras mesas, Irene y Mónica colorean la clásica “mosqueta amarilla” y el modelo de “las espigas” en otras piezas.
De tanto en tanto los pinceles se hacen a un lado, aunque sólo por unos pocos minutos, y las mujeres sacuden los brazos y se levantan para estirarse un poco.
“Es un trabajo artesanal. Cuando hacemos algún tour por el taller, siempre nos preguntan cuánto tardamos en hacer una pieza. Lo cierto es que cada empleada tiene una forma de decorar con mucha personalidad. Cada una tiene un ritmo propio. Por eso decimos que cada producto tiene un valor artístico”, detalla Pablo Razza.
Con 69 años recién cumplidos, Cerámica Bariloche se ha posicionado como una de las empresas barilochenses más antiguas de la ciudad. Este emprendimiento familiar fabrica y comercializa vajilla y objetos de adorno de cerámica decorados a mano con una gran variedad de motivos e intensos colores.
“Cuando descubrí la arcilla con la que mi padre fabricaba las estufas tirolesas, empezamos a jugar en familia como un hobby y así se fue despertando mi interés. Me enamoré de la cerámica y empezamos a modelar. No éramos ceramistas. Pero empezaron a venir amigos interesados en lo que hacíamos y, luego, amigos de amigos, y cuando llegó la cuarta generación de amigos le pusimos precio”, relata Luis Razza, de 76 años.
Su padre, un inmigrante italiano que murió a los 107 años allá por el 2007, creó Cerámica Bariloche. Luis lo acompañó desde un primer momento.
Muchas décadas después también se sumaría su hijo, Pablo, diseñador industrial egresado de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Al día de hoy, las tres generaciones han logrado mantener vivo aquel sueño que nació en 1948.
En ese momento, la familia adquirió el edificio donde actualmente continúa funcionando el taller en la esquina de 9 de Julio y Anasagasti. Menciona Luis que, en ese entonces, “casi nadie vivía en el barrio y la calle, que tenía un metro menos de altura de lo que tiene ahora, solía convertirse en una laguna”.
“Mi padre siempre me decía: ‘Todo esto es culpa tuya, por tu pasión por modelar’. Yo no me daba cuenta del aporte que había hecho”, recuerda.
Hoy sus dueños no dudan en calificar la fábrica de cerámica como “la más prestigiosa de Argentina”.
Trabajan principalmente a pedido y casi nunca hay stock. “El público genera la demanda y nos guía” es el lema.
“Con un bajo volumen de producción no se alcanzan a cubrir los costos y esto se traslada a los precios. Pero la gente no dice que es caro. Entiende que lo vale y busca la marca”, pronuncia Pablo.
Con la incorporación de este diseñador industrial siete años atrás, la cerámica conservó su línea clásica mayólica y de porcelana roja pero dio un giro inesperado con la “línea en gres porcelánico”.
“Es un producto paralelo al tradicional pensado para un consumidor más masivo. La temperatura le da la dureza al material. Es un producto semiindustrial, menos artesanal y menos decorado, que es lo que encarece el producto”, detalla Pablo, su impulsor de 49 años.
Su padre, Luis, asegura orgulloso que la incorporación de Pablo en la empresa “fue el verdadero éxito de su vida”.
Un paseo por la fábrica
Un tour de 30 a 45 minutos permite recorrer el taller de Cerámica Bariloche, ubicado en la esquina de Anasagasti y 9 de Julio, en el barrio Lera.
A través de un video, se recorre la historia de la empresa y se detalla el proceso de fabricación de los productos.
También se puede recorrer un pequeño museo de piezas de cerámica originales.
Los maestros ceramistas deleitan a los visitantes con la decoración de cada una de las piezas a mano.
fotos Alfredo Leiva
En cifras

Datos
- 3.500
- piezas se han diseñado en el taller y casi nunca hay stock, porque se trabaja principalmente a pedido.
- 70 años
- cumple Cerámica Bariloche el 3 de marzo de 2018. Es una de las empresas más antiguas de la ciudad.
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