El propio Máximo viene haciendo contorsiones discursivas para acomodar el cuerpo a un acuerdo con el FMI. Al Fondo le critica la gula, pero no lo desinvita a la cena. Hay un dilema que atraviesa al Gobierno desde la batalla perdida por el Presupuesto y que sus principales dirigentes se formulan ahora a modo de pregunta: ¿Máximo Kirchner forzó esa derrota parlamentaria por impericia o por conspiración? Como en todo buen dilema, hay en ese razonamiento una alternativa de dos términos que co