No es prioridad para nadie, salvo para los roquenses

En materia aeroportuaria, Roca sería algo así como el eterno marginal. El que está en boca de todos, el que forma parte de las expresiones de deseo, pero que nunca logra resolver sus problemas con el aeropuerto local.

Y pasan cosas muy de cabotaje, donde las soluciones no deberían ser tan complicadas. El robo del alambrado olímpico recurrente es razón para un expediente y reemplazar los paños que desaparecen lleva largo tiempo. Pero siempre la solución temporal sale del mismo Aeroclub que repara y espera que el dinero de la provincia cumpla con todos los pasos burocráticos.

La pregunta es bastante simple. ¿El aeropuerto de Roca es necesario? Y la respuesta también lo es. Sí, es necesario, sobre todo para vuelos privados, para las cuestiones sanitarias, para las ablaciones. La otra pregunta es ¿el aeropuerto de Roca es importante?. A juzgar por las cosas que pasan a lo largo de los años y la acumulación de promesas, no, no es importante.

Basta de declamar la importancia de algo que de verdad parece no importar a nadie más que a los roquenses. No hay vuelta que darle, porque desde aquella idea faraónica de Pablo Verani, de convertir en un aeropuerto de cargas a la estación aérea, al aeropuerto local sitiado por los robos permanentes hay un abismo y aún así, nada pasó desde aquella promesa de hace décadas a este aeropuerto que lidia con la inseguridad.

No veo acciones concretas que superen el discurso. Es políticamente correcto decir que a la política le interesa el aeropuerto. Generan ilusiones, expectativas que a poco de andar se caen por sí solas. Son promesas sin sustento. Ya nadie cree que Roca sea una alternativa al aeropuerto neuquino, ya nadie sueña con el aeropuerto de cargas y hasta se pone en duda cuánto tiempo más podría soportar el vandalismo constante.

Deberían sincerar pensamientos. El aeropuerto de Roca no es prioridad para nadie, salvo para los roquenses.