No videntes ya tienen su propia biblioteca
ROCA (AR).- Las personas no videntes y disminuidos visuales cuentan, desde hace poco tiempo, con un lugar exclusivamente para ellos en la biblioteca Ruca Quillcatuve: se armó una sala, equipada con 3000 libros escritos en Braille, además de mapas, un reloj, juegos de mesa, láminas en relieve y cassettes de cuentos. Es la primera en la región que dispone de este tipo de materiales de estudio y recreación. Su construcción llevó un gran trabajo por parte de los integrantes de la comisión de la biblioteca del barrio Mosconi, que hicieron mucho para que hoy esa sala pueda abrir sus puertas para ser utilizada por los que no pueden ver. Ayer se descubrió, en un sencillo acto, la placa que bautizó a la sala para no videntes como Paul Harris, nombre del fundador del Rotary Club, a raíz de un pedido que las autoridades de dicha institución- que colaboró en la compra de materiales de construcción- hicieron a la comisión de la biblioteca. La sala pudo equiparse gracias a la ayuda de la biblioteca Santa Rosa de Lima -de Buenos Aires- que donó todos los ejemplares que tenían en Braille, a los internos de la Colonia Penal que crean libros para ciegos, alumnos de la escuela Adventista que escribieron cuentos y armaron portadas para los libros, que después fueron encuadernados. Este material hoy forman parte de las lecturas disponibles. Además de Julio Ferreyra, presidente del Complejo Cultural de Mosconi y la secretaria, Patricia Bruni, la bibliotecaria Cristina Jurgeit y miembros de la comisión de la biblioteca, estuvieron presentes integrantes del grupo Inca de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, de la Asociación de Ayuda a No Videntes (AANOVI), además de autoridades del Rotary Club de la ciudad. Patricia Bruni destacó la importancia de que los no videntes se acerquen a la biblioteca, como un espacio donde pueden socializar y aprender.
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