Opinión: Las conductas individuales no ayudan a bajar cifras
El infectólogo Hugo Pizzi, con su inconfundible acento cordobés, dijo estar muy molesto con las desobediencias de la gente que a pesar de todo lo que pasa con el coronavirus y los contagios que no se detienen, se sigue juntando en fiestas clandestinas y se resiste a usar barbijos. Además aplaudió las sanciones y dijo que de haber tenido buena conducta, los argentinos hubiéramos podido tener números bastante mejores que los que tenemos.
Y esos enojos de una voz autorizada en materia de pandemia describen un escenario complejo mientras la gente no entienda que el primer paso para mejorar las cifras será cuidarnos nosotros mismos.
El infectólogo se refería a lo que pasa en Buenos Aires, en Córdoba, en grandes ciudades.
Pero el modelo se repite en la región. El sábado pasado en Roca, cuando estaba en marcha el horario de restricción, en la zona del Canalito daba la sensación de que esa parte del planeta no estaba ni enterada de que estábamos en pandemia.
Gente tomando mate, del mismo mate, otros como si estuvieran de picnic y un gran número de caminantes. En casi todos los casos ausencia total de barbijos.
¿Qué se hace en este caso?. Un inspector ante cientos de personas es imaginable como terminaría. Lo hubieran corrido del lugar por afectar las libertades individuales.
El domingo el escenario fue similar. En la zona del canal Grande o del Bicentenario había un número enorme de vecinos que salieron a recrearse cansados del encierro.
Barbijo ausente porque según dice, es imposible correr o caminar con barbijo. Algo así como los motociclistas que andan con el casco en la mano. Ni el barbijo ni el casco sirven si no están en el lugar indicado.
Esa conciencia colectiva es la que nos está faltando. Y está probado que cuando la gente se guardó, a los pocos días se pudo ver cómo bajaban las cifras de contagios. Si no cambiamos el chip será imposible revertir números que asustan.
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