Análisis | A Milei le alcanza un tercio del Congreso para gobernar
A puro decreto, el Gobierno avanza con medidas de enorme transformación sin que el Congreso lo convalide ni la Justicia lo controle.
A puro decreto, con la excepción hecha regla, el gobierno de Javier Milei avanza con medidas de enorme transformación sin que el Congreso lo convalide ni la Justicia lo controle. Puede hacerlo porque encontró en esa alternativa que son las medidas de “necesidad y urgencia” un sistema (¿virtuoso?) que le permite nombrar miembros de la Corte Suprema de Justicia con sólo señalarlos y tomar una nueva y multimillonaria deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI) con el simple dictado de una norma menor.
Lo que se inventó como una excepción y se reguló con demasiada laxitud termina siendo la mejor arma de un gobierno que no sabe de consensos ni pretende someterse a un Congreso conformado por el voto popular tan válido como el 56% que consiguió Milei en la segunda vuelta electoral.
Basta no tratar el DNU o que los votos no alcancen para rechazarlo para que la norma adquiera fuerza de ley.
Además el Congreso necesita una mayoría agravada, de dos tercios, para rechazar el veto de una ley, que es otra facultad excepcional de un presidente. Dicho de otro modo, con un tercio de ambas cámaras, la intervención del Poder Legislativo queda anulada.
Una Corte Suprema sin prestigio convalida con su silencio el mecanismo de los decretos de necesidad y urgencia, y admite la incorporación de un miembro de esa cúpula judicial sin acuerdo del Senado.
Por más valiosas que puedan ser las medidas de un gobierno, la falta de un proceso democrático para imponerlas transforma a nuestro país en un lugar poco seguro.
¿Cómo podemos estar seguros de que Milei no avanzará sobre las libertades de los argentinos ni sobre las reglas que cualquier inversor requiere para poner su dinero en la economía de un país?
Se llama inseguridad.
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