Frente a las vísperas de cuatro décadas de recuperación de la democracia, no podemos dejar pasar por alto el déficit mayúsculo en términos de calidad, transparencia y productividad democráticas, al menos contrastando por caso, la eficacia, eficiencia y honorabilidad comprobada durante la presidencia de Arturo Illia con la dilución y desilusión posterior, si de vigor, intensidad y satisfacciones democráticas, se trata. Tal contrastación se refleja básica y nítidamente en números e índices of