El domingo 23 de agosto de 1812, a las cinco y media de la tarde, Manuel Belgrano, envuelto en su poncho de vicuña, da la orden de que el pueblo comience el vaciamiento de la ciudad de Jujuy e inicie la retirada hacia Córdoba. La orden del Triunvirato era concreta: retroceder con el Ejército patriota hasta Córdoba y no presentar batalla a los realistas en ningún punto de la huida. Belgrano estaba allí preguntándose cómo hubiera podido abandonar a esos hombres, mujeres y niños humildes que, en