“El jurado no entendió”, un prejuicio desmentido por la evidencia

Investigaciones empíricas sobre varios juicios demuestran que estos cuerpos colegiados de ciudadanos comunes comprenden perfectamente las pruebas y tienen capacidad crítica para decidir.

Neuquén y Rio Negro se encuentran entre las provincias precursoras en la sanción e implementación del juicio por jurados. Este sistema está previsto en nuestra Constitución Nacional desde 1853, pero recién se puso en vigencia 160 años después en Neuquén. Poco tiempo después le siguieron otras provincias, entre ellas Rio Negro.

Neuquén también fue pionera en realizar una evaluación de impacto de la implementación del juicio por jurados, experiencia inédita para los sistemas de justicia, poco acostumbrados a medir su propio desempeño. Este estudio, realizado por el INECIP y por la Universidad de Cornell de Estados Unidos, también se está desarrollando en Rio Negro.

La investigación se lleva a cabo a través de encuestas que se realizan a los jurados, a los jueces y a todos los abogados intervinientes en el juicio, a quienes se consulta sobre su percepción sobre el funcionamiento del juicio y del sistema de justicia, sobre su comprensión sobre la prueba, la claridad con que es expuesta, entre otras cuestiones.

Los resultados hasta ahora evidencian que tanto los jurados como los jueces, fiscales y defensores quedan sumamente conformes con este sistema, que eleva la vara de calidad de los juicios orales y que genera decisiones racionales, sobre todo, mejor recibidas por la ciudadanía de la que son parte, que las comprende como más claras y legítimas.

Lógicamente, existen casos aislados en los que la fiscalía o las defensas, al “perder” un caso, quedan insatisfechas con el veredicto y cargan las tintas contra el jurado, como sucedió recientemente. Son casos aislados ya que, generalmente, los veredictos son aceptados incluso por la parte perdidosa. Pero cuando las fiscalías comienzan con el pie derecho y obtienen condenas en sus primeros juicios, es esperable que, cuando aparecen veredictos de “no culpabilidad”, la frustración se deposite en el sistema de jurados, recurriendo a los viejos prejuicios sobre la falta de capacidad de la ciudadanía para dirimir casos penales.

Sin embargo, las investigaciones empíricas evidencian con toda claridad que esos prejuicios son falsos. Los jurados no tienen problemas para comprender la prueba ni las instrucciones legales del juez. Por el contrario, el jurado entiende y comprende perfectamente las pruebas que se le presentan, y tiene suficiente capacidad crítica para tomar una determinación.

Los «filtros» que permiten minimizar errores


Existen distintos filtros para que eso suceda. Uno de los más importantes es la exigencia de la unanimidad -sin excepción alguna- para alcanzar un veredicto de culpabilidad o de no culpabilidad. Esta regla todavía no fue receptada en Neuquén, mientras que en Río Negro sí, pero con excepciones: si el jurado no alcanza esa unanimidad, se acepta un veredicto de 10 votos y, si esa mayoría no se alcanza, se absuelve. Por el contrario, la mayoría de las últimas leyes provinciales, y también el proyecto de ley federal que está tratando el Congreso Nacional, exigen la unanimidad, sin ninguna excepción.

Esto implica que 12 personas diversas deban ponerse de acuerdo en una solución, reduciendo al mínimo posible el margen de error, y disminuyendo las chances de que los sesgos o prejuicios personales incidan en la decisión final. En aquellos pocos casos en donde el caso tiene deficiencias en su presentación que impiden al jurado alcanzar una decisión adecuada (menos del 3% en todos los lugares en donde rige), se le brinda a la fiscalía la posibilidad de realizar un nuevo juicio ante otro jurado.

La investigación empírica también evidencia que tanto las fiscalías como las defensas se enfrentan a nuevos desafíos cuando deben litigar un juicio por jurados. ¿Por qué? Porque la preparación de un juicio por jurados es distinta a la que se realiza ante un tribunal profesional: los abogados debemos usar un lenguaje llano, simple, para ser lo más claros posibles en nuestras exposiciones, debemos acotar las argumentaciones y ser muy precisos y concretos en las hipótesis que realizamos.

Los estudios de seguimiento nos permiten revisar las prácticas de litigio a las que estábamos acostumbrados ante los jueces profesionales, y evaluar en que nos equivocamos al llevar adelante el caso. ¿Lo preparé adecuadamente para litigarlo ante un jurado? ¿Le agregue complejidad en cuestiones que eran innecesarias? ¿Presenté la prueba pertinente y correcta para probar mi hipótesis? Jurado no es sinónimo de condena, es sinónimo de participación ciudadana, sentido común y razonabilidad.

* Abogada de la universidad Nacional del Comahue, especialista en Derecho Penal y Ciencias Penales y en Derecho Procesal Civil (UBA). Miembro del Poder Judicial de Neuquén desde 2013, actualmente afectada a Presidencia del Tribunal Superior de Justicia.


Neuquén y Rio Negro se encuentran entre las provincias precursoras en la sanción e implementación del juicio por jurados. Este sistema está previsto en nuestra Constitución Nacional desde 1853, pero recién se puso en vigencia 160 años después en Neuquén. Poco tiempo después le siguieron otras provincias, entre ellas Rio Negro.

Registrate gratis

Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento

Suscribite desde $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora